El
cielo en mi isla
desparrama
su escala de grises
sobre
el calendario.
En
el ceniciento continente
de
un presente destartalado
busco
palabras que pongan nombre
a
las sombras que proyecta lo inefable.
Entre
sus nubes grises, de un gris presente,
se
alza impenetrable
el
misterio de lo ignoto, la profundidad
de
la herida, la volatilidad del recuerdo,
mi
pertinaz insistencia a buscarme
en
el titilar de una vela o en
el
oscuro graznido del cuervo.
Negros
pensamientos como negros pesares
construcciones
precarias sobre mares embravecidos.
Si
al menos las palabras bastaran...
Si
al menos las palabras...
Si
al menos...
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