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domingo, 21 de septiembre de 2008

Al final del verano


Cero horas de un 9 de septiembre. LA puerta de aquella casa grande y blanca, una vieja masía en medio de un pueblo de Barcelona está abierta. Por ella van entrando jóvenes, chicos y chicas, cada uno con una botella de variable graduación. Sebas, ya lleva rato bebiendo. Los recibe con una sonrisa, abrazos, besos. Son sus amigos. Y él, ese ser que se tambalea como una peonza a la que le falta fuerza de rotación, el teórico homenajeado.
La fiesta comienza y se van abriendo las botellas. Los asistentes no tardan en hacer pasar a Sebas por una prueba llamada el metro. Consiste en hacer beber a éste un metro de chupitos de diferentes sabores. Pero no acaba la prueba, algo sucede, un exceso de alcohol es lo mas probable. Sebas cae desplomado, de espaldas, como un boxeador noqueado. Sus amigos, o los que el creía como tales, se ríen de la caída. Lo dejan en el suelo. Ellos continúan la fiesta en el jardín, aprovechando los últimos calores de aquel verano para disfrutar de substancias ilícitas. Mientras tanto Sebas sigue en el suelo, inconsciente.

A la mañana siguiente, Sebas tiene un año más. Es su cumpleaños. Al amanecer los lamidos de su perrita le sorprenden dormido, tirado en el suelo de aquella casa, entre vomito y sudor. La puerta sigue abierta pero no entra mas que el ruido de los coches que atraviesan la calle. El jardín esta deshecho. Las flores rotas, el césped pisoteado, un hedor a orina flota en el ambiente; colillas, cristales de vasos caídos, pájaros picoteando la comida basura que se esparce como semillas de lo infértil. Pero esto no es lo peor.

Algo ha cambiado en Sebas. No es el mareo, ni la soledad, ni la sensación de haberse perdido la fiesta que había organizado, ni la sequedad en la boca, efectos de una resaca, estúpida, como todas las resacas. El cambio que sentía era interior. Unas voces, que no había escuchado hasta ese momento, como si el sueño, que había vivido en su estado de inconsciencia continuara ahora que estaba despierto, le acosan. Voces que le dicen “estás solo”, “eres un perdedor”, “mírate, das asco”, “bonito regalo te han hecho”, “no vales nada”, “ ni siquiera vales para beber”, “conóceme”, “soy tu amigo”, “el único en quien puedes realmente confiar”... Este discurso, disparado a ráfagas, como si él fuera el reo, víctima de un pelotón de fusilamiento que descargaba su munición dentro de su cabeza, no le abandona en muchos días. Tiempo que pasa en soledad, aislado, sin ducharse, ni comer, hasta que llegan sus padres de pasar unos días de vacaciones y contemplan asustados el despojo en que se ha convertido su hijo.
Sin dudar llaman a una ambulancia que les lleva al hospital. Allí diagnostican a Sebas de brote psicótico. Solamente la familia va a visitar a Sebas durante su estancia en la planta de psiquiatría. Ninguno de los que asistieron a la fiesta llama para preocuparse por su estado de salud.
En el hospital conoce a Carmen, una chica que también tiene problemas pero de otra índole. Ésta le explica que no puede beber, porque literalmente se le va la olla. No son del mismo pueblo pero la amistad que surge entre ellos se fortalece con la complicidad de las conversaciones con las que se exploran, valientes, en aquel encierro. Deciden que cuando salgan quedarán para verse. El día que a Carmen le dan el alta médica, se despiden con un fuerte abrazo, del que sin estar premeditado, al menos por él, surge un besico mínimo pero suficiente en los labios. Sebas se encierra en su habitación y llora mirando por la ventana como Carmen monta en el coche, que la llevará a su casa.
Al cabo de dos años todo ha cambiado mucho. Durante ese tiempo solo ha recibido unas pocas llamadas en su móvil de aquellos que lo dejaron tirado. En cambio ha iniciado una relación con Carmen, una verdadera relación, no el típico rollito de verano. Se aman y se respetan. La noche del 23 de junio, verbena de san Juan, unas pocas personas cenan tranquilamente en aquella casa grande y blanca en medio de un pueblo de Barcelona. Son Carmen, dos amigas suyas y Sebas. Después de cenar vendrán dos vecinos a comer un trozo de coca. Cuando están todos reunidos, copa de cava en mano, brindan por la salud de los presentes y por el futuro. Al acabar Carmen y Sebas se miran, tienen una noticia que quieren compartir. Al final del verano se irán a vivir juntos.

lunes, 15 de septiembre de 2008

La ilusion prohibida.

Guiado por la imagen inexistente
del recuerdo fatuo de mi infancia
pasado que encabrita el caballo inyectado
en la carrera de mi vida
en la que siempre pierdo la apuesta segura
confundido por las trampas que provoca
mi cerebro trastornado.
Corro veloz para atravesar
el sol por su diámetro
vestido de amianto y aliento de dragón
con las alas de mercurio en los zapatos
sudando ríos de tinta e insomnio
blancas letras que cristalizan de puro calor
en humeantes estalactitas de diamantes
tallados por la erosión del contacto
de la arena solitaria del desierto.
Pozo excavado en el eje
pozo de hidrógeno y helio
pozo que supura explosiones
sobre mi nevado cabello.
Mar de fuego infierno de nadie
mas que de mi dolor que me acompaña
fiel compañero de viaje.
La verdad esta ahí fuera dicen algunos
pero nunca la encontraras sino te alcanza
aquí dentro en tu cerebro que carbura
humo, desidia, sueños que se escapan
como ese globo de la mano del niño.
Ahora lo se
nunca llegare al otro lado
me quedare aquí consumiéndome
sin urna para las cenizas
sin viento que las esparza
lleno de pastillas
que alargan la agonía
y que mi voz no alcanza
a desembrollar la flamígera madeja
que me atrapa y despedaza.

Rios de hojas secas o la semantica de lo inabarcable.

Hojas secas
arremolinadas sobre la fuente
hojas de limonero
sin sal y sin tequila
volando sobre el arrecife
en el que encalló mi barca
aquella mañana infame
en que la tormenta iracunda
me arrastro como una botella
sobre su oleaje.
Hojas secas
llenan el jardín manchado
oxidan el aire
mecen los cuentos
se pierden con las arañas ocultas
entre el follaje.
Columnas caídas en mi interior
me indican el paso del tiempo
desmiembran las estatuas
camuflan las creencias
vapores de hielo.
La nieve arrecia
sobre mi cabeza cana
dentro de mi alma desnuda
al amparo de los muros
que me protegen de la locura.
Muros invisibles
palabras mudas
ojos que no ven pese a su esfuerzo
el horizonte cambiante
veleta que chilla
tras los edificios azules.
Orina para desayunar
en copas de plata
faro dormido al alba
en el arrabal de la inconsistencia
lodo sucio de los cerdos
blues que ronca la diva
mirada perdida y
rebozada de harina.
Hojas secas
renuncian cansadas
se filtran en el café de cada mañana
me desvelan esta noche
de luna llena
y alma vacía
de premoniciones inconclusas
y manos que mendigan
pidiendo una escoba que barra
con música huracanada
el silencio que me aturde
mientras escribo estas lineas
sellos de fuego que se precipitan
en el abismo de la semántica.

El ser, mi ser, el que pudo ser y no fue.

Soy, solo a veces,
siendo ese ser que sin ser
es lo que es o intenta ser
lo que nunca ha sido
o pudo ser.
Soy, entonces,
un reflejo inexistente,
una sombra que pasea
espectral
sin dejar huella.
Preocupado solo por los pasos
que conducen mi cansina presencia
por los caminos que transitan
los seres de rostro oscuro
los fantasmas de un pasado que no fue
y asi sin pasado
soy ahora el que puedo
el que me imagino
siempre con la duda acechando
mi puerta abierta a las mareas.
Soy
sin ser
un ser que es su avance
que le conduce al futuro
a la inexorable muerte
al vacio negro y succionador
que se arrastra y perece
lentamente
incompleto
para siempre
silueta quebrada
mueca de caricatura
mirada grotesca de alma inquieta
que existe unicamente
porque queda grabado en el disco duro
de su memoria aerea
las llagas de cada palabra
que pronuncia borracho de arcadas.
Ve la luz pero no le convence
ve el mar ese gran desconocido
ve la luna su cara triste
ve entre lagrimas su figura deformada
negro retorno duna volatil
frutas de plastico que duermen inertes
entre los escombros de tantos sueños rotos.
Soy, a veces,
o intento ser con esfuerzo
esa persona que escribe
sobrevive
escala la montaña cargando
las penas de ese corazon despedazado
que es sin ser lo que es
desde la nada que todo lo ocupa
desde el todo que ocupa la nada
sin mas identidad que la de un cadáver
azul y acuático
rémora que pervive
en las costas de lo absurdo
y que se alimenta de cada aliento disparado
desde la paradojica existencia inexistente
de este ser que es sin ser
lo que nunca fue o quiso ser.

martes, 9 de septiembre de 2008

FELIZ CUMPLEAÑOS RAULITO (PARA 10/09/08)


Felicidades mi niño, vos ya cumplís 30 añitos!! En nada estare con un canoso irresistible. Simpleente queria celebrar en nuestro rincon de las palabras este dia y decirte que te amo y que lo seguire haciendo. A disfrutar la treintena!