«Casi todo me atrae.
Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable.
¿Por qué no hay un des-
cubrimiento de la vida?Algo para ponerle las manos encima y exclamar: "¿Es esto?"» Virginia Wolf.
Saludos a todos los que, perdidos, hayan atracado con la intención de detenerse unos instantes en estas playas de Nikosia a fin de conocernos mejor, antes de proseguir su viaje. A esas personas que lean ahora estas líneas les deseo que un faro les guíe a puerto, y que las tempestuosas olas que levanta el viento del sufrimiento, una vez reiniciado su viaje hacia la búsqueda de sí mismos, no les haga zozobrar en el intento.
No es que la química sea una falacia, puede ayudar a camuflar los síntomas que rechaza nuestro entorno; esconder debajo de la alfombra nuestra identidad, para así entregarnos, como marionetas, a las manos de nuestros tutores. Está claro que es más fácil anular un espíritu crítico, que cambiar la sociedad; del mismo modo es más sencillo amordazar el sufrimiento de una persona, que reeducar a sus verdugos. De este modo la barca en la que navegamos se encalla en los arrecifes del poder vertical, del aislamiento, creando además un estigma muy difícil de superar.
En esos momentos en que te falta el aire, y te ahogas en un mar embravecido, puede ocurrir un milagro, más humano que divino y más divino que mundano. Puede aparecer en tu vida una persona como Martín Correa, antropólogo y periodista, y te enseñe que tu voz es valiosa, sólo porque es tuya. Martín es el creador de Radio Nikosia, el impulsor y encargado de motivarnos a los nikosianos a seguir en la lucha, a no bajar los brazos, a no quedarnos sentados al borde del camino y a retomar con fuerza el timón de nuestras vidas. Es un soñador, pero como diría Lennon "no es el único". Él nos hace cada miércoles participe de sus sueños, nos deja un huequito de su corazón para que sepamos que no estamos solos. La magia de la radio hace el resto. Desde el pintoresco estudio de Contrabanda (91.4 FM) los redactores, locutores, productores, abandonamos la senda de la locura (o visto de otro modo somos más locos que nunca, porque nos sentimos orgullosos de quienes somos) y guiados por la luz del faro de nuestras conciencias, decimos lo que pensamos, a veces sin pensar en lo que decimos, de-construyendo la imagen plastificada de lo anormal, para lograr así acercarnos a lo que somos en realidad, sin ataduras, sin pretextos, ni excusas.
De esta forma soñamos dentro del sueño de un soñador como Martín. ¿Pero es que acaso la vida no es un sueño?
1 comentario:
este va a ser una esquina bonita
donde poner una estantería de madera maciza
para soportar pequeños tesoros
compuestos por palabras
reflexiones y sentimientos
me alegro que os decidiérais a abrir un blog
pd/ pa q veas que lo leí: no acentúes perdida, que va a parecer ésto un blog de economía ;)
Publicar un comentario