Actualmente uno de los frentes abiertos en nuestras reivindicaciones es la oposición a los intentos de legislar protocolos de actuación judicial en supuestos de tratamientos ambulatorios involuntarios (T.A.I.).
Desgraciadamente pese a la evolución de la sociedad contemporánea, perviven en el imaginario colectivo ciertas ideas -como la peligrosidad del loco-. Está demostrado por estudios y estadísticas que ideas como ésta faltan a la verdad (sólo un 3% de los delitos en Europa son cometidos por personas con trastorno mental). Desgraciadamente asistimos a diario a campañas sensacionalistas de algunos medios, en las que se alimenta ese miedo y en cambio se ignoran las actividades de esa mayoría restante, en la cual, más que verdugos, hay víctimas inocentes de su propio sufrimiento. El sustento mediático que alimenta los prejuicios, legitima a algunos legisladores a imponer medidas como el T.A.I. como posible solución a un problema que, si existe, no se debe plantear desde estas premisas.
En estos momentos se sigue debatiendo en el parlamento catalán una reforma del código civil. Se pretende incorporar un párrafo que conllevaría, que en situaciones en las que una persona diagnosticada se resistiera a tomar tratamiento farmacológico, las fuerzas de orden público, a través de un mandato judicial, actuarían obligando el tratamiento (Depot). No es difícil vislumbrar en esta iniciativa una peligrosa y alarmante regresión a un planteamiento de la salud mental que creíamos superado, en las que el “loco”, no sólo es considerado peligroso y violento, sino que además es un criminal por el simple hecho de rechazar un tratamiento. Esta discriminación atenta y vulnera gravemente la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución Española, aunque ya se sabe, la ley sólo son palabras y por tanto susceptibles de interpretaciones.
En casos de grave brote psicótico ya existen leyes que garantizan la asistencia por medio de un ingreso no voluntario, en las que el sujeto cuenta con los cuidados y atenciones que la salud pública tiene previstos para casos agudos.
El tratamiento únicamente farmacológico conlleva normalmente unos graves y muy molestos efectos secundarios. Si sólo existieran este tipo de tratamientos, no habría mucho que decir, pero por suerte el pensamiento moderno ha generado diversas válvulas de desahogo y técnicas psicoterapéuticas como medio de gestión de las emociones, superación de traumas, frustraciones y demás conflictos. Por experiencia propia podemos asegurar que ningún tratamiento por sí mismo es la panacea. Se requiere ante todo de una conciencia del problema, de una voluntad de superación, que junto a la confianza en el terapeuta (cuan importante es la escucha para esto) permita establecer una alianza en pro de la curación.
No nos cabe duda que cuando se ha perdido todo vínculo con la realidad a causa de la psicosis, la entrada de un policía en tu casa puede violentar al afectado y a todo su entorno familiar, provocando un efecto contrario al que se pueda esperar de cualquier tratamiento máxime cuando en pocos minutos el agente se va y el problema sigue dentro de la casa, latiendo de pura angustia.
Sospechamos que, iniciativas como las del TAI, pueden ser puertas abiertas al abandono de la red de salud pública, en beneficio de la privada; además de un más que perverso negocio para las grandes multinacionales farmacéuticas.
Parafraseando a Samuel Beckett : “Todos nacemos locos. Algunos continuamos así siempre.” ¿Por qué cambiar?
3 comentarios:
Con esto, y el retorno con fuerza del electrochoque, España, se va pareciendo mas a aquella única, grande y libre, que nuestro generalísimo soñaba. Dios lo tenga en su gloria.
Lo siguiente es ir a por el moro, el TAI para los gayers, y las mujeres en casa para solucionar el problema del paro.
Viva España.
Felicidades por la entrada, permitidme mi opinión a través de mi Blog "Tira los Muros".
http://tiralosmuros.blogspot.com/2010/05/al-tai-dale-tac-tac-tac.html
gracias
Hilari
Totalmente de acuerdo con vosotros. Las descompensaciones agudas están más que cubiertas con los ingresos involuntarios, cuando sean necesarios. Lo del tratamiento ambulatorio involuntario es aberrante, y las siglas TAI mejor no usarlas, que sólo disfrazan de rollo científico lo que no es sino fascismo aplicado.
Un abrazo.
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