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viernes, 30 de diciembre de 2011

LA CIUDAD INVISIBLE.




La ciudad se esconde tras mis pupilas
no hay luz ni parpadeo
no cantan los gorriones ni silba el viento sus viejas
canciones de amor. La ciudad se camufla
en mis entrañas temerosa
sin voces ni cantos ni esquinas
que fluyan entre los adoquines mojados.
Las sombras de la noche proyectaron
en las fachadas: garras y dientes,
fauces que ladran a dentelladas, vidrios
quebrados como gotas de lluvia,
silencios infames que desatan los demonios.
Y yo, solitario como un gato en la noche,
miro en mi interior urbano, busco
algo a lo que aferrarme para no caer perdido
en mi propia ciudad. Fabrico delirios
inacabados, castillos de arena o de naipes,
versos cansados de su propia existencia,
excusas absurdas que tienden puentes
que no llegan a ningún lugar...
Y extraño en mi misma extrañeza
los días soleados en los que me mirabas
erguida en tu inocencia, las tardes tranquilas
en que tendías tu mano solicita
buscando a tientas aquellas palabras que
nos acercaran más allá de cualquier abismo
abierto en la oscuridad del desván.

jueves, 29 de diciembre de 2011

FIESTA DE ANIVERSARIO.


Domingo, 30 noviembre, 11:37 AM.

Como casi cada mañana, desde hacía siete años, Nino , que a pesar de haberse ido a dormir muy tarde por la celebración de su aniversario de bodas, había madrugado, intentaba despertar a Ella dulcemente.

-Cariño... cariño, buenos días, despierta. Venga que ya son casi las doce y tenemos mesa reservada para la una y media. Vamos amor, ¡arriba los corazones!

Ella abrió los ojos y le sonrió. Ahora me levanto amore, le dijo como respuesta a sus demandas.

-Venga cielete, arriba ese culete. ¿Quieres un café? Yo me voy a preparar otro.

-No, no quiero café. Me duele mucho la cabeza. No te imaginas como acabó la noche...

La noche pasada había habido fiesta en casa de Ella y Nino. Habían invitado a poca gente, unos pocos amigos, algunos desde hacía años -de aquellos que ya sabes por donde pueden ir o venir- y a otros nuevos, pero que parecían de confianza. En la fiesta no había faltado ni la comida, ni la bebida, ni la buena música y mejor compañía. Nino se fue a dormir derrotado por una última copa que literalmente lo tumbó en la lona de la cama sin posibilidad de ponerse siquiera el pijama. En aquel entonces no quedaba prácticamente nadie en la casa, era muy tarde y sólo uno de esos nuevos amigos se refugiaba del frío, para poderse tomar una última copa. Desiderio, que así se llamaba el tipo, tenía -según su mujer, la cual hacía rato que se había marchado- un grave problema con el alcohol. Vamos, que era alcohólico y a la postre paciente de Nino. Pero como hacía poco que lo conocían y era una fiesta de aniversario nadie le dijo nada cada vez que se rellenaba el vaso recién vaciado. Es más, Nino le instó en ocasiones, en medio de la euforia de la fiesta, a que se lo rellenara, con absoluta tranquilidad. Para Nino, al cual podríamos definir como un tipo de psicólogo en desuso, toda terapia debía partir de la inclusión del afectado en un rol social activo y en la absoluta comprensión del problema a través de sus raíces biográficas. Sin ser psicoanalista, Nino siempre acababa citando el goce lacaniano para definir las pulsiones autodestructivas que le llebavan a uno a joderse la vida en busca de un estado perdido en la historia del sujeto y su inconsciente. Pero aquella noche había acabado de golpe para Nino y el hecho de que hubiera podido suceder algo terrible, por la cara y el tono con el que había dicho Ella eso de: no te imaginas como acabó la noche... Le hizo saltar todas las alarmas. A pesar de todo, Nino le dijo a su mujer que se levantara y que se lo contara mientras desayunaban.

Ya en el comedor, donde no quedaba ni rastro de la fiesta de la noche anterior, la pareja fumaba en silencio.

-Bueno, me vas a contar lo que pasó, o qué?

-De verdad amor, no sé si debo.

-¿Cómo? ¡Así estamos! Claro que me lo vas a contar. No me puedes asustar de este modo y luego decirme que lo olvide. ¿Que pasó?

-Ufff. -Bufó Ella.- Mira... Cuando te fuiste a dormir, yo no tenía sueño. Estaba muy despierta y Desiderio estaba totalmente borracho. A duras penas podía mantenerse en pie. Así que pensé que en aquel estado no se podía marchar, que no podría llegar ni a la esquina. Le preparé el sofá cama, le ofrecí un pijama que el denegó, lo tumbé y me despedí, pero él me pidió que me quedara con él. Yo, que no tenía nada de sueño, pensé que podía hablar un rato, hasta que me quedara dormida. Lo que no me imaginaba fue que en el momento en que me tumbé a su lado, él me empezara a camelar, se desnudara y...

-¡¿Y?!

-Bueno se puso encima mío, pero yo lo aparté... Volví a llamar a Ana y ella vino a buscarlo -casi a las tres de la madrugada- y se lo llevó en un estado lamentable.

-¡Joder! Pero ¿cómo? ¡Hijo de la gran puta! Cómo ha podido tener los santos huevos de hacer esto. ¿Tú estás bien?

-Sí, algo chocada, pero no le des importancia de verdad. No pasó nada. Él estaba muy borracho.

-¿Cómo que no pasó nada? Claro que pasó. El muy hijo de puta ha cruzado todo límite de la decencia. La madre que lo parió.

-Que no le des importancia, cariño, que yo le dejé bien claro que te quería a ti.

-¿Mientras te sobaba las tetas? No me jodas.

-Oye, que yo no hice nada malo. Quizás debí frenarlo antes. Estuve en contacto telefónico con su mujer en casi todo momento. Cuando ella me preguntó si lo venía a buscar no lo dudé ni un instante.

-No si ya. Si no te culpo joder. No creo que seas tu la responsable. Tu no buscabas eso.

-Mira lo mejor es que olvidemos todo este incidente. Es un enfermo. Es un alcohólico. Y no sabía lo que hacía.

-Mira, por ahí no paso, ¿cuánta gente conocemos más enfermos que ese tipo y nunca harían algo así? Lo de Desiderio ha sido de los peores atentados que podrían hacer a mi confianza. No se puede consentir.

-Oye, ¡que tu dormías como un tronco! Si a ti cuando bebes te diera por otras cosas que no fuera dormir a saber lo que podrías haber hecho ya.

-Se trata de un dilema moral o ético. Jamás haría algo así, va en contra de mis principios, para mi las personas no son objetos que uno pueda utilizar a su antojo y disfrute. Y sinceramente no entiendo como lo puedes defender, joder...

-¡Bueno ya esta bien! ¿Dónde está tu empatía? Piensa en la pobre Ana, lo que debe estar pasando...


Domingo, 30 de noviembre, 5:09 PM.

En la terraza de una cafetería de una localidad costera, después de que Nino y Ella, dejaran aparcado todo el tema de Desiderio durante la comida, la angustia -sobre todo la de él- vuelve a aflorar.

-Mira cariño, está claro que te sientes culpable. Lo que no sé es si el problema es que hicieras algo por lo que sentirte culpable o que sin embargo la culpa en si misma sea la raíz del problema. Porque si te entendí bien tu manejaste la situación de una forma magistral, sin violencia y sin nervios. Solucionaste toda esta mierda mejor seguramente de lo que lo hubiera hecho yo mismo, que si me despiertas y lo veo allí desnudo quizás acabáramos saliendo en el telediario de Telecinco.

-Mira Nino, no sé como contarte esto, sin que te haga daño.

-Dispara al corazón, por favor. Suele ser menos doloroso.

-Si no le puse freno antes es porque me hacía gracia todo aquello. Era la primera vez que un hombre se me ofrecía de aquella forma en los siete años que llevamos de relación. Y me camelaba de una forma, me dijo unas cosas... Que vamos, tu hace tiempo que no me dices porque ya me tienes camelada. No sé explicarlo es como si sintiera...

-¿Deseo?

-Si, eso deseo. Pero me acordé de ti, de su mujer; y el estaba tan borracho... En ese momento vi que a aquello había que ponerle fin y llamé a Ana.

-Bueno sentir deseo está bien, es natural, vamos. Yo siento deseo por muchas mujeres a lo largo del día. Mira por ejemplo, aquella que va por la playa en bikini a pesar del frío. No sé como es capaz, por cierto. Otra cosa es pasar al acto. No sé si me explico... A lo que iba. Creo que la cosa está más bien en tu relación con la culpa, en como manejas ésta y en como te afecta.

-Puede ser. Pero no sé. No le demos más importancia. Por favor. A mi me gustaría olvidar este incidente de una vez. Tenemos que ayudar a esa pareja a que solucione sus problemas. Sabes que quiero mucho a Ana, es una gran amiga, y el tipo está tan enfermo.

-Sinceramente, para mi esto no es una enfermedad. En realidad no es más que un síntoma. De ahí a considerarlo enfermedad va un trecho.

-¿A ver señor psicólogo me quieres explicar como es posible que haya síntomas sin enfermedad?

-Porque lo que consideramos síntomas no son más que conductas construidas a lo largo de los años y que son difíciles de contextualizar en el momento preciso en que aparecieron, y así: descontextualizadas, desarraigadas de la biografía, sin explicación y narrativa posible, todo parece patológico, porque esta sociedad entiende lo incomprensible como patológico. Pero todo esto no es más que un constructo. Es cierto que existe una angustia mental, es cierto que existe un impulso que le empuja a beber desaforadamente y también es cierto que su cerebro o mejor dicho, los canales de información mental de su cerebro, hoy en día, le conducen hacia el consumo. Pero esto no es más que un síntoma repito. El problema debe estar en su inconsciente, y a éste sólo se puede acceder leyendo entre líneas. Entrando de lleno en el campo simbólico del individuo y después de comprender sus motivaciones reales, ayudarle a desenmarañar aquellos nudos que le atan al seno materno y su chupeteo repetitivo y sin control. El goce, eso que nos jode la vida, es la causa de estas conductas, y es a su vez la prueba de que aquello que se busca está perdido para siempre. Por otro lado lo que cada uno hace con sus síntomas es responsabilidad suya, el síntoma es beber y esto sólo le sirve para excusarse a la hora de joderle la vida a los demás, como nos la ha jodido a nosotros. Si eso es lo que quiere no tiene cabida en mi vida.

-¿Y le vas a ayudar?

-No. No creo que pueda ayudarle. No pienso que sea bueno ni para él ni para mi.

-¿Es que acaso no confías en mi? Cuando vas a dejar de magnificar el incidente de anoche y vas a hacer lo que te pido. Necesita ayuda y eres de los mejores Nino. Se sincero, te lo pido, ¿es que acaso no me crees?

-Quieres que sea sincero. Muy bien. Quiero confiar en ti.

-Es decir que no confías. ¡¿Crees que me follé a ese tipo?!

-La verdad... No lo sé.

-Gracias, en serio. Muchas gracias. No sé como, pero dices que tengo un problema con la culpa y haces lo posible para que me sienta culpable. No tendría que haberte contado nada. Me lo tendría que haber callado y haber seguido nuestra vida como si tal cosa. Sería como si nada de esto hubiera sucedido y todo estaría bien.

-Ella, por favor, nada estaba bien desde el momento en que Desiderio pasó los límites del respeto. Y por tu parte... Lo que me asusta, lo que me inquieta, es que después de siete años de relación el único motivo por el que no me pusieras los cuernos es porque el tipo estaba muy borracho y lo hubiera hecho con cualquiera. Te lo he dicho antes. Quiero confiar en ti. Quiero hacerlo porque te quiero. Quiero hacerlo como lo he hecho durante todos estos años, en los que he apartado a cualquier mujer que intentara seducirme. Se demasiado bien lo que puede pasar cuando una relación se anquilosa con el tiempo y surgen el deseo y sobre todo el disfrute en el flirteo. Ya lo decía Woody Allen: las relaciones son como un tiburón, deben nadar hacia delante o morir, y me parece que lo que tenemos entre manos es un tiburón muerto.

Ella, que había escuchado cada vez más angustiada las palabras de su marido, rompió a llorar con aquella cita terrible y quizás premonitoria...


Domingo, 30 de Noviembre, 10:58 PM.

-Entonces... ¿quieres que me vaya?

-¿Tu quieres irte?

-Dime, Nino. ¿Quieres que me vaya?

-Haz lo que realmente quieras. Piensa en sus consecuencias. No me preguntes a mi, yo por esta noche sólo quiero dormir, descansar, ha sido un día muy duro. No tengo ganas de seguir hablando de todo esto. Si crees que debes marcharte, marchate. Si crees que debes quedate, quedate. Escucha a tu corazón. Yo estoy demasiado desolado.

-Te quiero... Necesito que me digas que me confías en mi. Necesito que esto no nos separe. Después de todo lo que hemos pasado...

-Yo también te quiero Ella, pero estoy celoso. Estoy tremendamente celoso, tremendamente angustiado porque para mi esto que ha pasado también es un síntoma. Un síntoma de que quizás yo no sea aquel a quien necesitas en estos momentos. Sabes... Las relaciones se acaban, el amor se apaga y quizás de la hoguera de nuestro amor ya no queden más que unas brasas, las justas para calentar un poco de café, con el que despertarnos de esta pesadilla.

-Te sientes herido en tu hombría... Pero yo a eso no puedo acceder. No lo puedo entender porque soy mujer. Yo no siento esas cosas o no las siento así.

-Si me siento herido, y no sé que hacer. De momento voy a tomarme un par de somníferos. Es curioso... Pero es como si quisiera dormir para poder despertar. Mañana será otro día. Volverá a salir el sol.

-Nino...

-Ella.

-Buenas noches.

-Buenas noches.





martes, 20 de diciembre de 2011

A NUESTRO AMOR CLANDESTINO.

"La vida es aquello que pasa mientras hacemos planes"
John Lennon.

"Del almendro de nata te requiero,/ que 
tenemos que hablar de muchas cosas/
compañero del alma, compañero."
Miguel Hernández.

Nos pasamos la vida sin pararnos a pensar en que algún día ésta acabará. Hacemos planes, fichas, números, conocemos a personas, ciudades, calles, esquinas, rincones, palabras y papeles, nos enamoramos, discutimos, recordamos, olvidamos, volvemos a recordar y volvemos a olvidar. La vida hoy en día es un tránsito en el que poca gente se detiene para pensar, para ver el paisaje, para reflexionar sobre lo vivido. Detenerse en esta sociedad líquida -que fluye a borbotones en torrentes inanimados o se congela en frágiles remansos de paz- es arriesgarse a que te arrastre la corriente, es como pretender abrir los mares como un Moisés de estar por casa, porque pensar no es hacer y en una sociedad donde prima la producción sobre cualquier otra cosa tu pensamiento ha de servir como ejemplo, como ancla, como tótem, sino mejor que nos dediquemos a otra cosa con la que podamos ganarnos la vida.

Así nuestra vida se acaba nutriendo de excusas, que sostienen dios sabe que silencios, se acaba estructurando en exclusas, por donde canalizamos nuestras pasiones, como medida desesperada para no reconocer nuestra tremenda fragilidad. ¿Somos líquidos? Aquel que no tiene a quien aferrase puede parecerlo, pero más que líquidos a mi se me antoja que somos volátiles, etéreos, insustanciales. Esto se traduce en un número indeterminado de prejuicios, de mentiras, de engaños, de delirios, de auténticos atentados contra aquellas cosas que cualquiera diría que sólo los niños suelen identificar como realmente son, sin vestirlas de pretextos, citas, excusas o discursos recargados en busca más del aplauso de los nuestros que de un rigor delirante desde el momento en que te aleja de aquellos que no deliran como tu.

Al final a la gente se la conoce más por sus acciones que por lo que digan, porque en ese decir que siempre será conato de un algo a lo que el lenguaje no alcanza, un algo hacia donde sólo tienden las acciones y su intención ética o moral -que para el caso son el mismo perro con distinto collar- que ya lo decía Magritte en el pie de aquel dibujo: Cesi n'est pas une pipe.

 Llegados a este punto, con una mezcla de rabia e impotencia, de odio y sensación de injusticia, de perplejo espanto ante lo inefable, con ganas de morderme las manos y llorar sangre, ante una perdida absurda como todas las perdidas que le sobrevienen a uno desde la recámara, cuando convencido que a la muerte no le quedan balas, asiste aturdido a como ésta dispara un último proyectil directo al corazón.

Intentaré ser menos críptico.

Hoy, en un rayo salido de la nada, un compañero de luchas y un buen amigo ha teñido Nikosia de luto. ¡¡Qué poco me importan las luchas, los TAI's y las pollas en vinagre en días como hoy!! Sólo quiero llorar como llevo llorando toda la mañana, sólo quiero abrazarme a mi mujer y a mis compañeros, y gritar en coro desgarrado maldiciendo a la vida y a los nombres el no haber llevado a cabo los planes pendientes, cuando los retrasaba porque pensaba en mi insignificancia que habría tiempo en el futuro. Convencido de que la muerte ya no atacaba como caco en la noche, sino que la ciencia había creado suficientes medidas de seguridad como para disuadirla. Craso error por mi parte. Craso y absurdo error el dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. Absurdo y estúpido error el discutir sobre nimiedades, sobre matices, sobre pinceladas distintas, como si sólo existiera mi realidad y mi pincel, y el resto... el resto no fuera más que jirones de nube desgajados por el soplo de los vientos que rigen nuestros azarosos destinos. Despojos de un alma ciega que se negaba a ver lo que yo veía. Cuando era yo quien obstinado y obnubilado por mi ambición me esforzaba por imponer un discurso único, rígido, piramidal.

Ayer discutía con una doctora en pedagogía. Ella afirmaba que Hitler no tuvo buenas ideas, yo creo que tuvo demasiadas, porque en busca de su idea de un mundo mejor, convirtió este mundo en un verdadero infierno. Y lo que me jode. Es que todos y cada uno llevamos a un pequeño Hitler dentro. Un pequeño conspirador fascista que emerge del sótano cuando nos vemos atacados y que hace patente aquello de que la violencia sólo engendra violencia, que el fin justifica los medios.

Mientras tanto añoro en el vacío instalado desde esta mañana en mi interior los abrazos titánicos de mi buen amigo, su voz profunda e impostada a la hora de leer sus poemas flamencos,  su risa atronadora, su corazón limpio y frágil como un cristal recién enfriado, su mirada solicita, mendigando en ocasiones esa mano que le acompañara y le sostuviera, cuando en el disfrute enérgico de su libertad, la vida -esa puta traicionera- le abofeteaba con demasiada fuerza. Era en esos momentos, precisamente en esos momentos, cuando un abrazo consumía las distancias y las diferencias, cuando las realidades se complementaban y el amor abría los mares, los océanos y los universos para que pudiéramos pasar y encontrarnos juntos en medio del túnel y el abismo. Son esos abrazos los que añoro con tanta fuerza, que no hay palabra ni discurso que me vayan a devolver su incalculable perdida. 


viernes, 16 de diciembre de 2011

SIN TÍTULO.


Hay personas que,
en vano desnudan su alma;
dibujan un círculo a su alrededor y
éste se incendia vertical
encerrando para siempre sus sueños.
Personas que luchan por ser comprendidas
sedientas como están de esa mano amiga
que no ejecute sentencia prematuramente
y escuche y escuche
y escuche
todo lo que tienen que decir
esas personas que desnudan su alma
sin vergüenzas de esos
oscuros aspectos que afloran,
únicamente,
cuando se desdibujan los límites
entre fantasía y realidad,
cuando se derrumban los muros
tras los que creemos proteger nuestras soledades.
Esas personas
seguramente acabaran ligadas de por vida
a substancias que deformen
violentamente
su cuerpo entrado en carnes
su mente fugada de sí misma.
Serán tachadas, etiquetadas, clasificadas,
encerradas, en definitiva,
tras barrotes socialmente establecidos.
Estas personas un día morirán,
como mueren todas las personas,
para bien o para mal,
serán cuerpos desnudos al fin,
libres de toda carga, y
entonces
a nadie importará,
a nadie,
si les gustaba jugar a ser dios.

jueves, 15 de diciembre de 2011

DÍAS SEÑALADOS

Hola a tod@s:

De nuevo he estado varios días sin escribir nada por aquí, así que aquí me teneis.

Ahora mismo estoy que arrastro un costipado bastante importante que parece que va mejorando con los días y con la medicación.

El pie, el del esguince, está mejor: ya ando sin muleta y ya no llevo vendaje.

Estos días señalados no suelen ser muy de mi agrado porque me recuerdan , más que nunca, a las personas que ya no están a mi lado, como mi padre y una buena amiga. Aún así, este año estoy haciendo un esfuerzo y trato de contagiarme un poco del espíritu navideño, más que nada lo hago por los que me rodean, para no chafar sus ilusiones. Hemos decorado el piso Raúl y yo con motivos navideños y hemos escrito las consagradas postalitas. En fín, creo que estoy consiguiendo vivir estos días más navideña que nunca.

Os deseo a tod@s unas felices fiestas y espero que tengais salud y fuerza para encarar el año nuevo, a ver si el 2012 es un poco mejor que el actual.

Un abrazo,

ALMU.

martes, 6 de diciembre de 2011

MANUAL DE INSTRUCCIONES DE UNOS CALZONCILLOS CUALQUIERA.


Hace días que no publico en el blog nada que haya escrito en los últimos tres meses. ¿Será esto lo que llaman la crisis del escritor? ¿Si yo soy escritofrénico se puede aderezar la crisis con delirios, voces y demás o se refiere el término más bien a que he subido el esquizofreno de mano (que diría el bueno de Jony)? Francamente amigos: no tengo ni idea.

Últimamente no me encuentro a mi mismo ni en el espejo. A veces si que me vislumbro en la mirada de Almu, o en el diálogo con otro, y es una grata sorpresa comprobar que a pesar de estar perdido sigo aquí, de alguna esquiva manera y que puedo reencontrarme felizmente con esa personita de metro ochenta y más de 100 kg en el momento más inesperado. Esta situación es bastante incómoda, no os voy a mentir. Es algo parecido a rebuscar algo (pongamos por ejemplo esas gafas que no uso) en los cajones por los que ya he mirado una y otra vez, para después encontrarme a éstas en el lugar más insospechado, como puede ser mi nariz. La mueca de fastidio y el alivio por hallar lo buscado no te liberan del peso y la inquietud de una pesquisa absurda que me hace sentir como un tonto del culo. ¿Será que llevo días buscando una idea? Puede ser... Pero creo que es algo más penoso lo que me lleva por los caminos de la duda desde hace semanas sin permitirme parar un momento.

Soy una de esas personas que se pueden dar con un canto en los dientes. Me considero muy afortunado (pero mucho, eh) poder sobrevivir medio cómodamente en un contexto de crisis como el actual. Incluso a pesar del diagnóstico y todo lo que conlleva, me encuentro que empiezo a ser reconocido en distintos lugares, como ese escritor emergente y a la vez esa persona que puede explicar una historia diferente a cerca de la locura. No soy el único, lo sé. Y según mi aguda mujer lo que me hace diferente es que hablo al respetable con una tremenda honestidad, sin máscaras, ni subterfugios, ni nada por el estilo. Llego, cuento mi historia, vendo con suerte algún libro, y venga ¡a celebrarlo con una copa de vino!

Ni siquiera un año como el 2011 que para nosotros hubiera sido de aquellos que más valdría olvidar (sólo recordar que ya el día 1/1/11 nos daban la noticia del fallecimiento de un buen amigo y compañero de lucha y que con el paso de los meses hemos tenido que luchar contra otros sucesos realmente graves) ha podido desestructurarme la personalidad, el discurso y las relaciones. Es más, cuanto a penas quedan 4 semanitas para que despidamos este año infernal, tengo la impresión de que la mayoría de las relaciones se han hecho más fuertes gracias a todo lo compartido, que mi discurso se ha alimentado de datos y datos que voy absorbiendo gracias a la sabiduría y conocimiento de personas como: Jony “el chanante”, el irreverente Jesús, Miguel “el pitiuso” (al que recuerdo que aún me debe una entrada sobre la verdad, esa gran desconocida), el afable Pere (que ha sido un grato descubrimiento), Marisa “la supermami nikosiana”, Joan (mi buen amigo que dice aún más cosas ahora que no es capaz de hablar), Paco “el destructor”, Etiquetada “la rizomática”, Jose y Amaia (que van a su bola, pero que hacen un extraordinario trabajo de síntesis en esta lucha que nos toca a todos), etc. Seguro que me olvido de much@s, pero mi memoria es así de caprichosa y no quiero detenerme a hacer inventario, sino acabar este texto. Ruego se me disculpe.


En fin, lo dicho, gracias a todos y a todas por estar ahí aunque sólo sea de forma simbólica. Porque volviendo a lo que me preocupa. No puedo quitarme más que por algunos momentos en los que “subo a escena”, una extraña sensación de cansancio, como si deseara que se acabara de una vez este año, y que suele venir acompañada -sobre todo cuando me enfrento al inquieto cursor del procesador de texto- a la duda de si lo estaré haciendo bien. Preguntas como: ¿habré perdido la inspiración, también conocida como musa atractiva (pongamos a Kate Upton ¡¡WOOOOOWWWW!!!), mojo (no picón) y/o duende gitano pa la palla y el pallo? ¿Mi emergente carrera de escritor no será nunca una marathon sino que con suerte se acercara a una ruda carrera de sacos? Son preguntas que se me plantean cada vez que me enfrento a una novela -que ya pasa de los 120 folios- y en las que me las prometía muy felices. ¡Reconozco que si de algo no estoy falto es de chulería! Y que a la postre está siendo después de unas primeras jornadas en las que la narración avanzaba viento en popa, (a toda vela/ que no corta el mar sino vuela/ la novela de este petardín) algo más parecido a tener que visitar periodicamente al dentista, a la vez que un urólogo me hace un examen a fondo con el puño cerrado. ¿Será que tengo futuro como muñeco de ventrílocuo...? 

 

En fin, como os podéis imaginar a parte de los tópicos de la crisis del escritor, me preocupa mi futuro en esta crisis. Toda esta situación económica en la que estamos inmersos (y que si sigue así acabará hasta con el imserso) me preocupa desaforadamente. Tengo una sospecha y es que esto va a acabar en un baño de sangre. Y yo, cobarde por naturaleza, con cero instinto para apretar el gatillo (a mi lo que me mola es acariciarlos y que ronroneen), yo que nunca pensé (ni cuando triunfaba con las mujeres) aquello que en tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera, me planteo la posibilidad de emigrar a Pernambuco o al seno materno, que también es un lugar muy cálido sino recuerdo mal. Claro está el problema es que mi madre se niega a hacerme un hueco, y lo peor es que me pone excusas de una ligereza insultante, como que la última vez que estuve ahí dentro pesaba 99 kg menos. Naderías. Se cree que no sé que los úteros son flexibles y que en realidad lo que quiere es conservar su figurín, ¡¡que presumida es un rato!! ¡¡Os lo digo yo!! Y sobre lo de emigrar a Pernámbuco... La verdad, mis conocimientos de geografía no me dan para tanto y el gps de mi blackberry sólo muestra mapas de España.


Como veis mi situación es tan desesperada que hasta me pongo los calzoncillos al revés. En esta vida incierta, en esta sociedad líquida y sin hielo, en este contexto de crisis donde hasta Guardiola se ahorra hablar del clásico y prefiere dar importancia a Merkel y Sarkozy, sólo me queda este rincón y vuestra compañía. Gracias por estar ahí.



Psta: Mi porra es un 2-2. Los 5-0 los dejamos para el Camp Nou.