Páginas

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿ES POSIBLE DESTERRAR LA VIOLENCIA DEL MUNDO?


Aviso para navegantes esta entrada es muy larga. Aviso más que nada por si alguien quiere rebotar... que no se diga que no cuento con aquellos lectores perezosos.

¿Qué tendrán los crímenes que ponen tan cachondos a algunos profesionales de salud mental? Desde tiempos inmemoriales a ese tipo de profesionales incapaces de ver personas (con vidas, es decir biografías concretas en espacios socio-culturales atravesados por diversas ideologías y sus respectivas barbaridades) sino cerebros defectuosos les resulta una incógnita de lo más atractiva pensar en la posibilidad de hallar en un laboratorio lo que se llamaría la neurona del mal. Confieso que esta expresión la he robado de un capítulo de la serie El mentalista, la cual las pocas veces que la he visto me ha acompañado hasta la hora de dormir con una sonrisa como la de su protagonista: sagaz, simpática, intuitiva, etcétera. En fin este no es un post sobre series de televisión, es sabido que la realidad supera a la ficción. Para muestras dos botones: uno de La vanguardia y otro del diario ABC. Clicken, clicken; clicken y lean, aunque ya aviso que por mi parte he necesito plimparme dos botellas de Primperan para evitar estucar el monitor con los restos no digeridos de la pizza de la cena.

No se ustedes señoras y señoras, pero el contenido de ambos artículos me parece tan absurdo como terrorífico. Así que como buen nikosiano y exhortado indirectamente por el gran “Marfi” (amigo de la casa y gran profesional) voy a intentar desmontar algunas de las cosas que en ellos se afirman y ya de paso apuntar hacia donde creo que van los tiros de estos cowboys de bata blanca, de los que se dice que son de los más rápidos recetando antipsicóticos a este lado del salvaje Ebro.

Empiezo por el artículo del ABC. Bien “Científicos descifran cómo funciona el cerebro de un psicópata” el periodista se ha quedado a gusto. Me imagino que una vez puesto este titular se ha recostado sobre la silla y ha pensado “joder, que bueno soy, ¡coño! Fijo que después de esto la peña se lee el artículo entero, que últimamente me tocan unos temas que no importan a casi nadie y así no se puede medrar joder. Como vuelvan a subir los tipos de interés y pierda este trabajo ya me veo de redactor de La farola...”; personalmente no me extrañaría nada que la gente dejara de leerse el artículo antes de acabar el primer párrafo donde se descubre el pastel de bárbaro sensacionalismo barato: “Investigadores de la Universidad de Vanderbilt (¿esto no era una marca de colonia?) en Nashville (Tennessee, EE.UU.) apuntan una nueva clave poco estudiada hasta el momento...” ¿Qué? ¿Cómo que apuntan? ¿Apuntan o disparan? ¿Le dan? ¿Donde le dan? “La válvula que abre esta energía obcecada es un «chorro» enorme de los centros de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor relacionado con la satisfacción y la felicidad.” ¿La dopamina? ¿Un chorro de dopamina? ¿Y ésta está relacionada con la satisfacción y la felicidad? ¿Quiere decir esto que llevo años tomando pastillas antidopaminérgicas que me alejan de mi felicidad? Pues hay que ser un rato cabrón para privar a tanta gente de su felicidad porque hoy en día la dopamina se ha convertido en el comodín psiquiátrico por excelencia ya que es la llave que explica todos o casi todos los trastornos mentales. O dicho con otras palabras, si la dopamina tiene relación con la felicidad... ¿quiere decir esto que aquella persona que para ser feliz en una sociedad tan alienante y agresiva como la nuestra se niega a pasar por el aro merece ser infeliz como castigo por su desobediencia...? Como diría Joaquín Reyes ¿De qué mierda estamos hablando?

Sigamos pa'lante porque la cosa se vuelve cada vez más retorcida. “Según apunta, este sistema puede ser el impulsor de algunos de los comportamientos más problemáticos relacionados con la psicopatía, como la delincuencia violenta, la reincidencia y el abuso de sustancias” Ya está, no he acabado de leer el segundo párrafo y la incerteza de la teoría sale a la luz de forma transparente en contraposición con el titular. Pero lo divertido está aún por llegar: “La nueva investigación, sin embargo, examina lo que tienen en abundancia: la impulsividad, la atracción hacia las recompensas y la asunción de riesgos, rasgos que, al parecer, revelan con más facilidad una futura conducta criminal que los primeros.” Esto justo al lado de un anuncio con la foto de Vettel y Webber los dos pílotos de red bull que hacen las delicias del campeonato de F-1 (y ya de paso desquiciando a todos los alonsistas) y a los cuales diría que no les falta impulsividad, atracción hacia las recompensas y suficiente asunción de riesgos como para llegar a ser campeones. Curioso ¿No os parece? Bueno dejo el artículo del ABC, porque después de leer el sistema utilizado en el experimento me pregunto cuántos españoles se centrarían en hacer bien el ejercicio para conseguir el dinero prometido -pase lo que pase- con la que está cayendo en los últimos años, y me pongo con el de La vanguardia que me parece del todo demencial.

La literatura científica es sólida al respecto: padecer un trastorno psiquiátrico grave aumenta el riesgo de llevar a cabo crímenes violentos entre 2 y 13 veces” Esto es luchar contra el estigma y lo demás son tonterías. Así se hace, plas, plas, plas, plas. Si lo que querían era destrozar décadas de concienciación social para que la peña deje de pensar que los locos somos peligrosos lo han hecho que ni Vettel el domingo pasado. Lo que me choca es que esa literatura tan sólida contradiga a la literatura y documentación de la Organización Mundial de la Salud cuando afirma que sólo el 3%, es decir 3 de cada 100 -que impacta más- de los delitos cometidos en Europa son cometidos por personas con un trastorno mental. Os pongo un ejemplo más gráfico según el sindicato de prisiones Acaip: mientras que hay más de 70 prisiones para presos comunes -de las cuales casi su totalidad exceden su aforo permitido (sin multa de sanidad, ni mucho menos de Interior) sólo hay dos hospitales psiquiatricos penitenciarios en todo el territorio español (Sevilla y Alicante) los cuales hay que decir que están en condiciones del todo precarias, sobre todo el de Fontcalent en Alicante. Bien prosigo con vuestro permiso...

Ni los aspectos socioeconómicos ni culturales añaden una mayor probabilidad de peligrosidad.” No me explico, de verdad que lo intento, pero no lo consigo, como al final a pesar de las verdades y conocimientos de estos insignes y seguro que adinerados profesionales la mayoría de delitos y crímenes siguen ocurriendo en zonas azotadas por la pobreza, por la precariedad, por el desamparo institucional y estas cosas... Como me dijo un amigo mosso de esquadra una vez: “hay barrios a los que vamos pero en los que es mejor no hacer nada... Si se matan entre ellos al menos no nos matarán a ninguno de nosotros...” Esto lógicamente sólo se puede decir desde una posición de poder, más que desde una posición de servicio a la comunidad. Mi amigo -que lo sigue siendo porque a pesar de todo es un buen tipo- también sabe que muchas veces en esos crímenes se mata a personas que en el peor de los casos el único delito que cometieron fue pasar por ahí en el momento equivocado. Así que allá él y su conciencia. Personalmente opino que en ningún caso se debe dejar continuar una pelea a muerte, ni de personas, ni de gallos, ni de perros, ni de nada ¡joder!

Es curioso como casi a 10000 km de distancia y casi con falso pudor dicen que no quieren jugar a diagnosticar al asesino de Oslo , aunque lo hacen -especulando claro- lo único que indica que si fuera por ellos aprenderían noruego sólo por el morbo de poder diagnosticar a un hijo de puta semejante y poder hacer de “científicos”. La violencia existe desde siempre; violencia para sobrevivir, violencia para controlar el poder, violencia para sublevarse contra la dominación, violencia física y psíquica.

La guerra, que es un producto de la violencia y el deseo de poder, está generada por las pulsiones agresivas de la psicología humana. Ya en julio de 1932, cuando Albert Einstein le preguntó a Sigmund Freud: ¿Qué podría hacerse para evitar a los hombres el desastre de la guerra? El padre del psicoanálisis, en una carta fechada en septiembre de 1932, le respondió: "Usted expresa su asombro por el hecho de que sea tan fácil entusiasmar a los hombres para la guerra, y sospecha que algo, un instinto del odio y de la destrucción, obra en ellos facilitando ese enardecimiento. Una vez más, no puedo sino compartir sin restricciones su opinión. Nosotros creemos en la existencia de semejante instinto, y precisamente durante los últimos años hemos tratado de estudiar sus manifestaciones. Permítame usted que exponga por ello una parte de la teoría de los instintos a la que hemos llegado en el psicoanálisis después de muchos tanteos y vacilaciones. Nosotros aceptamos que los instintos de los hombres no pertenecen más que a dos categorías: o bien son aquellos que tienden a conservar y a unir, o bien son los instintos que tienden a destruir y a matar: los comprendemos en los términos ‘pulsiones de agresión o de destrucción’. Como usted advierte, no se trata más que de una transfiguración teórica de la antítesis entre el amor y el odio, universalmente conocida y quizá relacionada primordialmente con aquella otra, entre atracción y repulsión, que desempeña un papel tan importante en el terreno de su ciencia (...) Con todo, quisiera detenerme un instante más en nuestro instinto de destrucción, cuya popularidad de ningún modo corre pareja con su importancia. Sucede que mediante cierto despliegue de especulación, hemos llegado a concebir que este instinto obra en todo ser viviente, ocasionando la tendencia de llevarlo a su desintegración, de reducir la vida al estado de la materia inanimada. Merece, pues, en todo sentido la designación de instinto de muerte, mientras que los instintos eróticos representan las tendencias hacia la vida. El instinto de muerte se torna instinto de destrucción cuando, con la ayuda de órganos especiales, es dirigido hacia fuera, hacia los objetos. (...) De lo que antecede derivamos para nuestros fines inmediatos la conclusión de que serán inútiles los propósitos para eliminar las tendencias agresivas del hombre. (…) Por otra parte, como usted mismo advierte, no se trata de eliminar del todo las tendencias agresivas, humanas, se puede intentar desviarlas, al punto que no necesiten buscar su expresión en la violencia (...) Pero con toda probabilidad esto es una esperanza utópica. Los restantes caminos para evitar indirectamente la guerra son por cierto más accesibles, pero en cambio no prometen un resultado inmediato que uno se moriría de hambre antes de tener harina" (Freud, S., 1972, pp. 3.210-14).

La idea de que personas como Breivik padecen un trastorno psiquiátrico resulta incómoda. (…) La vecina de enfrente, gran cocinera y jugadora de bridge, que sufre crisis de pánico. El socio del Barça, excelente padre y coleccionista de cómics de los 70 que toma litio diariamente para evitar un nuevo episodio de su trastorno bipolar. Winston Churchill (se suicidó). Virginia Woolf (se suicidó). El Nobel John Forbes Nash (dejó la medicación). Guillermo Cabrera Infante. Padecieron o padecen una enfermedad y la tratan, eso es todo.” Las cursivas son cosa mía. Bien señores doctores... Entre ustedes y Freud me quedo con este último, pero seguiré leyendo a ver si averiguo que quieren decir ustedes con tratamiento. Ah, que no hablan de que tipo de tratamiento es el adecuado, así que me imagino que lo de siempre neurolepticos: no por nada la Quetiapina es la droga más buscada en las cárceles estadounidenses, donde se la conoce como “New morphine”. No son pocos los farmacéuticos asesinados por ex-convictos que buscan una dosis.

Todas esas incomodidades no deberían impedir desarrollar políticas de prevención basadas en las auténticas variables de riesgo. Sólo en la medida que en los próximos años dejemos de darle la espalda a las enfermedades psiquiátricas, que afectarán a un número creciente de personas, y que podamos conocer con exactitud qué patologías hacen más probable la violencia y en qué circunstancias, favorecer su detección precoz, tratamiento y desestigmatización y limitar el acceso a armas de fuego y explosivos o el consumo de drogas y alcohol, podremos elaborar planes de prevención eficaces y aspirar a tener una sociedad menos peligrosa.

Mientras tanto, ni la atención de la prensa a las aficiones y accidentes biográficos del agresor, “caldo de cultivo” de opiniones sesgadas hacia los factores socioculturales, ni las consideraciones ideológicas y políticas promoviendo encuentros internacionales para discutir sobre xenofobia, permitirán trazar planes plenamente efectivos de prevención. Tratar de suavizar las aristas ideológicas de la sociedad contribuirá al control de las conductas dañinas, a la conciencia de grupo y hasta a una deseable conciencia de especie, pero no incidirá en el núcleo de la cuestión: el cerebro malfuncionante del homicida en masa.”

Aterrado me he quedado, oigan. Aterradísimo. Así que en busca de ese cerebro malfuncionante que puede tener un trastorno o varios la solución es tratar a los sujetos preventivamente, que por cierto es muy probable que ya hayan sido tratados preventivamente de una posible psicosis potencial, aunque no hayan hecho nada, ni hayan tenido ningún síntoma... Pues nada, dicho esto ni Minority report, ni S.O.M.A, ni leches fritas y migas con sopas, todo el mundo medicado y se acaba antes. Porque si ni las aficiones, ni la biografía, ni los factores socioculturales, ni la ideología importan, sólo nos queda ser borregos y dejarnos guiar por la química y sus efluvios soporíferos. Ya habrá alguien que saque tajada de todo esto.

Me parece de una somera ignorancia sobre el ser humano en toda su globalidad reducir a meras reacciones eléctricas o bioquímicas la vida de una persona, lo he dicho muchas veces, y más si esta ignorancia la defienden aquellos que por el significado etimológico de aquello a lo que se dedican y que han estudiado (psiquiatría= trato de la psique [alma]) deberían mirar, ante la imposibilidad de conocer, e intentar comprender a las personas como sujetos libres, con voluntad, con pulsiones, instintos, sentimientos, ideas, en entornos determinados, en momentos históricos determinados. Con la excusa de conseguir una sociedad menos peligrosa (que no exenta de violenta por si no han pillado antes el matiz) mejor prevenir y tratar, que solucionar los problemas reales de la gente y reconocer que existe aquello que si que resulta del todo incómodo para mucho científicos como es hablar de moral o de ética y de la falta de éstas, o dicho de otro modo del bien y del mal. Simplemente porque es inevitable como ya decía Freud y muchos antes que él. Así que no me toquen las bolas, en serio. Les sugiero dr. Vieta y dr. Colom que hagan directamente un alegato a favor del tratamiento ambulatorio involuntario y se dejen de pretextos y máscaras de carnaval. Sospecho que es lo que realmente desean y me parecería legítimo que lo hicieran sin tapujos, sin recurrir al sensacionalismo, a la demagogia y lo que es peor a la falacia directa e interesada. Seguiría estando en contra del T.A.I., pero al menos me parecerían unos someros ignorantes aunque honestos.

Así que me despido de ustedes deseándoles que algún día un paciente les haga probar su propia medicina. Se lo habrán merecido.


miércoles, 31 de agosto de 2011

ABIERTA INSCRIPCIÓN PARA SEMINARIO SOBRE LOCURA



Abierta la inscripción para el seminario de Lanzarote. ¿Acaso no os parece tentador pasar unos días en la isla y conocer un poco mejor lo que se está moviendo fuera de los discursos oficiales de salud mental? Psiquiatría, psicología, psicoanalisis, familiares, locos que se aferran a la más cuerda de las locuras y mucho más.

Para aquellos que estéis interesados en http://www.sadeldrago.com/  encontraréis la info de inscripción. Venga que cuantos más seamos más nos reiremos.

sábado, 13 de agosto de 2011

Alta.


Hola a tod@s:

Por fin estoy en casa. Ayer viernes me dieron el alta del ingreso en el hospital. La verdad es que ha ido muy bien: me han quitado la pastilla de dormir y me han reducido el resto de medicamentos. Ha sido un poco duro, pero era muy necesario pasar por este trance.

Este ingreso, a parte de desintoxicarme, me ha servido para reafirmar el amor de mi gente: mi madre y Raúl han estado ahí todos los días, sin fallarme. También han venido a verme algunas buenas amistades, a los cuales les doy las gracias.

Ahora espero no tener una recaída y poco a poco ir eliminando más medicación, esta vez sin obsesionarme. Empiezo una nueva etapa de dieta, ejercicio, de promesas que espero se cumplan.

Un abrazo, SALUD y FUERZA.

ALMU.

miércoles, 10 de agosto de 2011

SINTOMARTE (una nueva e interesante perspectiva sobre la psicosis)

El poeta y doctor en Psicopatología, Medicina y Psicoanálisis por la Universidad de Paris VII (Francia) Martín Bakero destacó hoy, en el marco de los cursos de verano que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) organiza en su sede Antonio Machado (Baeza), las ventajas del 'sintomarte' --transformar los síntomas en arte-- empleado con enfermos psicóticos y que convierte a su vez a los terapeutas en 'terapoetas'.

En declaraciones a Europa Press, Bakero sostuvo que la persona neurótica "se adapta a la realidad y la rechaza reprimiéndose para quedar encerrado en su deseo" pero el artista psicótico, "aunque también rechaza la realidad, crea una nueva manera de verla y va un paso mas allá de la psicosis".

El paciente crea entonces, según detalló, "una nueva relación con la realidad que no consiste en adaptarse sino en crear" y que hace que el terapeuta sea un 'terapoeta' porque lleva al psicótico "a crear un camino nuevo a sus síntomas" y a "hacerse cargo, responsable y activo de sus propios síntomas de lo que a uno le pasa".

Asimismo, sostuvo que la terapia "no es ser normal y no tener problemas sino hacerse cargo de los propios síntomas" y no eliminarlos sino "pulirlos para que se transformen en el arte del síntoma". A modo de ejemplo, Bakero hizo alusión al caso de un paciente "que escuchaba voces y que acabó empleándolas para acabar escribiendo obras de teatro", por lo que "ahora, en lugar de escuchar voces, dice que tiene fuentes de inspiración y cambia su estatuto subjetivo, ya que no deja de escuchar voces pero estas se integran a su nueva vida".

"El 'terapoeta' -continuó-- acompaña al paciente con psicosis a inventar un nuevo camino para vivir y reintegrar sociedad y realidad desde su punto de vista, desde un nuevo eje". "Por ello, le permite adaptarse a esa realidad o le permite emprender un camino nuevo hasta el sujeto a través de una terapia que no le hace ser normal sino distinto, singular, especial, y dotado de una nueva perspectiva", aseveró.

En ese sentido, explicó que el citado tratamiento "permite al sujeto poder vivir en la realidad con una nueva creación y un nuevo artificio" puesto que esta "metáfora poética" es una manera de habitar el mundo "que no implica normalizar a la persona ni 'anormalizarla' sino 'paranormalizarla'". "Es una singularidad que le permite vivir en el mundo de una manera poética ya que la poesía inventa nuevos conceptos, palabras y caminos".

Bakero, que participó en el ciclo 'Arte y locura: entre el arte psiquiátrico y la arteterapia' con la ponencia 'Poesía versus realidad', afirmó también que los psicóticos que trabajan sobre sus síntomas "se vuelven genios" y que, "cuando se integran y la sociedad les da un hueco, actúan como un poeta y crean vanguardias".

"TODOS SOMOS PSICÓTICOS"

Al hilo, el poeta observó que todos tenemos "una parte psicótica" sólo que algunos la tienen muy reprimida, "simulando una vida ordenada que, sin embargo, conlleva una actividad onírica e inconsciente que está escondida". "El neurótico tiene unas tinieblas interiores que se ven, pero que en realidad están en todo ser humano", remachó.

En el caso del poeta, esta terapia es "una manera de que esas tinieblas se vean y, al mismo tiempo, sean útiles". "Las parte psicótica -señaló - se pone al servicio de la parte creativa, al igual que decían los antiguos cabalistas de poner nuestros demonios a nuestro servicio, a trabajar para nosotros".

Así, se crea, más que un arte, una "artesanía" elaborada por personas que "crean todo el tiempo" como fue el caso de Picasso o Van Gogh. Por ello, Bakero sostuvo que un "artesano de la psicosis" es un individuo "que tiene que estar todo el tiempo fabricando objetos para no caerse en uno sólo".

Por último, añadió que "si eso es después es arte o no lo es, es un asunto propio del mercado" porque para el enfermo es "importante" de igual modo, "ya que esta produciendo algo que sale de si mismo, que brota del sujeto", concluyó.

Nuevos paradigmas en el abordaje de la enfermedad mental

El Dr. Martín Bakero es un eminente especialista en nuevas corrientes en el abordaje de la psiquiatría, corrientes que devuelven al individuo psicótico su dimensión de ser humano que busca mecanismos de expresión de su enfermedad, y que los propios mecanismos que desarrolla son en el fondo un fin en si mismos para intentar hallar una solución a sus conflictos. Hay que aprender a escuchar lo que la persona quiere manisfestar, puesto que la línea entre la cordura y la locura depende en parte de paradigmas socioculturales que cada día encuentran una más fina línea divisoria.

Martín Bakero, doctor en psicopatología, medicina y psicoanálisis de la Universidad Paris VII; miembro del laboratorio "Investigaciones en psicoanálisis y medicina" de dicha universidad; es miembro de "Espace Analytique"; Consultante al Hospital de París, especialista en tratamiento de trastornos graves de la personalidad y pérdidas del juicio de realidad.

Colaborador de Alejandro Jodorowsky en sus investigaciones sobre la psicomagia; Poeta y artista experimental

Analizar, comprender, entrenar y operar las leyes de la magia, la poesía y la creación en sus aplicaciones terapeúticas, es el objetivo de lo que Martín denomina “terapoeta”, es decir el psicoterapeuta especializado en el desarrollo del arte de la puesta en escena de los conflictos que el paciente presenta. Desarrollar las aptitudes curatorias y analógicas para transformar simbólicamente ciertos "nudos" inconcientes: emocionales, creativos, materiales y pneumáticos, es la función del terapoeta, y así desplegar lo más plenamente posible la capacidad "poiëtica" (creativa) del sujeto.

lunes, 8 de agosto de 2011

Poemas un año después.


Mañana de agosto y brumas.

Esta mañana Cenicienta
llega tarde al baile y a la vida.
Blancas cortinas ocultan
su inquietud y su tristeza,
ya no pisa con la misma fuerza, pues
perdió entre telarañas
la melodía que silvaba su reflejo
siempre o casi siempre
atento a estos detalles.
Y en los páramos de química
donde habita su olvido
ya no reconoce ni su sombra,
ni al ave marina. Todo aquello
quedó atrás, encerrado en libros
polvorientos en algún cajón de la memoria.
Quebrado el cristal de sus zapatos
sólo cicatrices sobre la piel quemada, cicatrices
como aliento desgastado e insectos
acantonándose para una pequeña revolución.
Una vez se derrocaron las fantasias
la imaginación se sostuvo como
funambulista sobre el cable del pensamiento.
Precariamente.





Que la poesía provoque el vómito, la fiebre, que no nos deje
dormir en mitad de la noche.

(Princesa Inca).


A Cris, Gritos desnudos vestidos de admiración.

Puede parecer facil
gritar hasta quebrar castillos
o desgajar gargantas de neón.
Gritar como grita el viento
o la ola o la ceniza
gritar hasta que sangren los dedos
y todo se vuelva del revés:
los días, las calles, los nombres,
los significados esquivos...
Gritar de hambre, de sed,
de cruda necesidad sin edulcorantes,
simplemente porque te va la vida en ello.

Puede parecer fácil desnudarse
en plena Diagonal
como si detuvieras tu reloj
en medio de tanta urgencia,
para cubrir tu cuerpo con escamas
tan claras, tan claras que
oscurecieran todo aquello
que muestran desafiantes.

Puede parecer fácil enloquecer
y perderse por los pasillos de tu propia casa
buscando aquello que expulsastes
del laberinto de tu alma
para no verlo nunca más.
Partir como un volcán en erupción:
relaciones y lenguajes, espejos y salidas,
como quien vomita sangre sobre el folio en blanco.

Pero el encanto de los gritos desnudos y su presunta locura
reside en que no son fáciles, ni gratuitos, ni mucho menos hereditarios.
Los gritos y su esencia genuina
sólo pueden nacer de la naúsea, del vértigo, del mirarse sin verse
al filo del precipicio.

miércoles, 3 de agosto de 2011

TENER DERECHOS NO ES DE LOCOS.



Los locos -que duda cabe- somos personas, es decir seres humanos desde el mismo momento en que nacemos. Esto a lo largo de los años nos convierte en ciudadanos, en padres, en hijos, en hermanos, en colegas, en parejas, en amigos, vamos que por el simple hecho de estar vivo somos más parecidos a aquellos que nos diagnostican, nos etiquetan, nos estigmatizan, nos ningunean, de lo que seguramente ellos se creen. Pienso que esta forma de exclusión (física, simbólica y aterradoramente real) que sufrimos cada día los locos, tiene mucho que ver con las relaciones de poder y su soberbia vertical y prepotente. Es desde esta lógica de la soberbia normalizada y normalizadora desde la única posición en que entiendo como posible la absoluta castración de nuestros derechos. Porque señoras y señores creo que tener derechos no es de locos.


Al loco (y que quede claro que entiendo como loco a todo aquel -esté o no psiquiatrizado- cuyo comportamiento nos resulta molesto, porque tendemos tanto a diagnosticar de locura, como avestirnos con el traje de seleccionador nacional cuando un buen partido de fútbol lo requiere) al loco, decía, se le rechaza en el mismo momento en que se le etiqueta, se le presupone incapaz, o estúpido, o vago, o caradura, o que se yo. Locos eso si somos o hemos sido todas en algún momento de nuestras vidas, todas hemos sufrido en algún momento el vacío succionador que nos transmite un entorno que nos rechaza. Todas hemos sentido ese desamparo, esa soledad tan desolada (que diría Mario Benedetti) esa caída infinítupla hacía lo más oscuro de nuestra habitación. Todas hemos enloquecido en algún momento de terror, de desgana, de injusticia, de desamor, de luto, arrasadas por la pena, desalmadas como los arrabales de una ciudad destruida por el absurdo de una guerra, que en este caso se combate en nuestro interior. Locos somos todas, repito, porque como nos recuerda Caetano Veloso de cerca nadie es normal. Locos somos todas, pero parece que algunas más que otras. Parece que a algunas personas, entre las que me incluyo, en el mismo momento en que sacamos hacia fuera todo el dolor que llevamos guardado, en el mismo momento en que nuestro entorno (demasiado ocupado en mantener el frágil sustento que aguanta sus rutinas) se alarma ante la imposibilidad de entender de donde vienen estas conductas volcánicas, que han erupcionado partiéndolo todo: estructuras, lenguajes, significados, sentimientos, relaciones, cometamos una especie de delito social que exija una pronta condena. Porque los locos explotamos y a la vez implosionamos en una suerte de desgraciada incomprensión social. Es en esos momentos en los que caemos sobre las duras camas del psiquiátrico, donde nos diagnostican con etiquetas terribles con las que no nos reconocemos, donde nos medican con drogas que nos impiden pensar, sentir, razonar como hasta ese momento habíamos hecho. Es en un hospital tan poco hospitalario como el psiquiátrico donde somos separados del resto de enfermos por sendas puertas cerradas a cal y canto, porque aunque digan que ya cayeron los muros de las antiguas instituciones, siguen habiendo otros muros, otras puertas, como fronteras cerradas para que quede bien claro que no somos normales, que estamos locos o lo que resulta más aterrador no estamos locos, somos enfermos con cerebros enfermos, somos enfermos que no tienen en teoría ningún control sobre su vida, su sufrimiento y su dicha.


Mientras que el resto de locos (los que hay más allá de las puertas del psiquiátrico) luchan cada día por sostener los vaivenes emocionales que les provoca los embates de la vida, nosotros, los de aquí adentro, desde el mismo momento en que nos diagnostican y asumimos, como niños buenos y sumisos, que somos y seremos enfermos crónicos, víctimas del ir y venir de ese cajón de sastre “explicatodo” y “describenada” llamado dopamina durante el resto de nuestras vidas, renunciamos a nuestra identidad, a nuestra experiencia, a nuestros valores, a nuestras creencias, a nuestros sueños e ilusiones, y, lo que es peor, renunciamos a todo aquello que seguramente fue causa real y que como real que es resulta dificilísimo, sino casi imposible de explicar a las primeras de cambio.


Así, con la personalidad desestructurada, despersonalizados diagnosticamente, con las emociones aplanadas por la química farmacológica flotamos a la deriva en una sociedad hostil, depredadora, voraz... Las voces, las fantasías, las pesadillas pueden haberse detenido. Pero no se tarda en descubrir que en realidad sólo se ha sustituido una pesadilla por otra, que existe una ley no escrita que nos sitúa a partir de entonces en la marginalidad tanto económica, como social más absoluta. Porque como de los locos nada bueno se espera, nada bueno les pertoca. Y mientras no molesten todo irá bien. Hoy en día no faltan guettos disfrazados de club sociales, centros de día o centros especiales de trabajo donde se garantiza el aislamiento de las personas diagnosticadas del resto de la comunidad y sus potenciales peligros.


A tenor de lo dicho me gustaría recordar la existencia de varios estudios, entre ellos del prestigioso John Read, que afirman que el hecho de considerar a la locura como enfermedad (como pueden ser la diabetes o las cardiopatias) no sólo no han reducido lo que se conoce como estigma sino que lo han aumentado (por eso de que si el loco/a no tiene control sobre su cerebro enfermo lo hace además de impredecible, incontrolable. Es a raíz de estás ideas sobre los trastornos mentales que se pueden defender muchas atrocidades en contra de los derechos fundamentales que tenemos los diagnosticados como ciudadanos como son el Tratamiento Ambulatorio Involuntario, la contención mecánica, los ingresos involuntarios, etc. Todo ello defendido por el presunto bienestar del paciente y su derecho a la salud. Me parece muy significativo el hecho de que una persona del credo de los testigos de Jehovà pueda rechazar una imprescindible transfusión de sangre por sus creencias (por muy absurdas que nos parezcan a la mayoría), pero en cambio una persona diagnosticada pueda ser obligada a tomar una medicación en contra de su voluntad. Esta situación me invita a pensar que nuestra constitución defiende a capa y espada la libertad política y religiosa (siempre claro está que no resultes molesto a tu comunidad). Porque suelen ser los familiares los que ante el acoso de un entorno molesto y escandalizado por la presión que ejerce sobre ellos los enconsertados canones de normalidad los que piden e incluso llegan a exigir un tratamiento forzoso e involuntario (y al CERMI y a algunas asociaciones de FEAFES me remito).


Son otros muros, otras murallas, en este caso invisibles las que sitúan al loco en el lugar del discapacitado total, aquel que ni puede, ni debe decidir sobre las cuestiones importantes de su vida. Estas murallas nos separan de los otros y su materia consistiría en un amasijo de falsas creencias, prejuicios, estigmas, miedos, etc. De murallas hay tantas como grupos sociales denostados, ninguneados, anulados cuando se confrontan con un otro social que se cree superior. Es desde esta lógica de las relaciones de poder y la ignorancia desde donde se construyen los prejuicios. En el momento en que alguien piensa que es mejor que otra persona porque ésta última tenga algunas dificultades, y esta idea le impida acercarse a él, de pura soberbia, se levanta un muro invisible. Creo, ya lo he dicho antes, que todos los seres humanos tenemos ciertas dificultades para sobrellevar la vida -sólo que las de algunas personas son más evidentes que las de otras- por lo que todas las personas de este planeta seríamos en cierto modo discapacitados. Desgraciadamente las personas tendemos a pensar que “las taras físicas, emocionales, etc” son exclusivas de los demás, porque nuestro ego nos impide hacer una reflexión auto-crítica sobre nuestra conducta, quizás porque de otra forma no seríamos capaces de soportar la carga simbólica que supone admitir nuestra discapacidad. Esto no sería un problema si participáramos socialmente de una lógica donde la horizontalidad, el respeto hacia el otro y su enorme diversidad fueran los valores imperantes, en contra de la uniformidad global que parece que se nos quiere imponer desde los mecanismos de poder.


A parte de esto es desde el contacto directo con la comunidad desde donde se desmonta los estigmas (este y el que sea). Cuando uno se ve obligado a desinstalar de la categoría social a alguien a quien ha estigmatizado porque no asume el rol que se le presupone es cuando el estigma tiende a desmontarse (a caer por su propio peso). Yo he salido del armario hace mucho, y por todo lo que hago, y donde lo hago, y con quien lo hago nadie me considera ni un enfermo, ni un esquizo, sino un tipo simpático y algo alocado. Desgraciadamente a mi se me coloca en el lugar de la excepción, e incluso, a pesar de los muchos médicos que afirmaban antaño mi absoluta perdida del juicio, ahora según aquellos psiquiatras que al conocerme no reconocen a un esquizo como manda el DSM o como dios manda, que para su caso son lo mismo, me dicen que mi caso es un claro ejemplo de mal diagnostico. Lo que sea por no manchar las decisiones de la A.P.A y su bendito consenso.


Pero mejor vuelvo a los derroteros de la locura y sus derrotas civiles. Porque creo que los límites, precisamente por situarse en aquel terreno que casi nadie traspasa, tienen un algo de misterio, como si en sus lindes se escondieran las claves de un equilibrio más soñado que adquirido, una especie de El dorado o de Atlántida sumergida a la que no podemos acercarnos si no es desde el viaje interior. Cuando hablo de límites, hablo también de fronteras, hablo de polos, hablo, como ya hablaba el Tao, del ying i el yang. ¿Qué fue primero la luz o la oscuridad? ¿Qué fue primero la gallina o el huevo? Ya que ninguno de nosotros estábamos allí para comprobar empíricamente lo que sucedió en realidad, mejor pasopalabra.


Todas las personas tenemos unas capacidades y unas limitaciones. Resulta obvio que cuanto más trabajemos -cada uno nuestras capacidades hasta convertirlas en talentos- más eficientes seremos. Pero ¿y de nuestras limitaciones?¿quién se preocupa? Me parece que en muchas ocasiones, nuestras limitaciones la ponemos nosotros mismos, con la inestimable ayuda de nuestro entorno castrador y sentencioso, y esos juicios de valor que frustran tantos sueños de infancia, recordándote constantemente aquello que cantaba el maestro Serrat de niño deja ya de joder con la pelota que eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca. Y es que esta sociedad tan exigente limita mucho. Según donde nazcas, según donde estudies, según donde te muevas, acabarás siendo de una u otra forma. Y ojo, que no me apetece ponerme determinista, pero es que, desgraciadamente, en la mayoría de casos aquel relato de Emile Zola titulado (si la memoria no me falla) El hombre del barro, sigue estando de rabiosa actualidad. La mayoría de nosotros si nacemos en el barro lo tenemos muy chungo para poder salir de él, porque lo más probable es que un aristócrata llamado por ejemplo Emilio Botín llegue montado a caballo y frustre nuestro esfuerzo por salir de ahí, recordándonos eso de que si nacimos en el barro, moriremos en él.


De alguna extraña manera tanto límite ha creado un orden. Un orden establecido, un sistema consensuado para algunos y para otros impuesto. Es dentro de ese orden social donde nos movemos todos y no tiene porque ser algo malo siempre que nos movamos con respeto hacia el otro, caminando con cuidado de no herir a los demás con las aristas de nuestra personalidad y vigilando no ser herido por las afiladas cuchillas con la que se defienden algunos. El equilibrio por paradójico que resulte está en estos límites. Límites que su génesis se reducirían a aquello que decía Freud más o menos así: el primer hombre que insultó a su enemigo en vez de romperle la cabeza a pedradas fue el fundador de la civilización.


Hoy me resulta algo extraño imaginarme a una tribu acostumbrada a solucionar los problemas a pedradas aplaudiendo admirados ante el descubrimiento del insulto. Es más, algo me dice que Freud se equivocaba, que lo más seguro es que el primero que se cagó en las muelas del otro en vez de romperle la cabeza acabó pocos segundos después con la cabeza abierta cual sandía. Creo que si la gente acabó eligiendo el insulto debió ser por motivos más prácticos, como que se acabaran las piedras o se acabaran las personas. Son estas pequeñas cosas las que mueven a la mayoría a razonar. En fin... Una vez más. Pasopalabra.


¿Pero qué pasa cuando en esta sociedad nuestra tan limitada y equilibrada alguien decide usar la violencia de forma indiscriminada? Desgraciadamente, a este tipo de individuos se les justifica diciendo que están locos, que se les ha ido la olla, que no estaban bien de la cabeza y ese largo rosario de absurdos argumentos que relacionan locura y violencia. ¿Dónde están los límites? ¿Cómo justificar algo injustificable? ¿Cómo razonar algo irracional como la violencia? Supongo que eso que llaman pulsión de muerte debe tener algo que ver, pero como esa pulsión la sentimos todos y todas ha de haber pasado algo más. Dicen los psicoanalistas -si es que los he entendido bien- que las personas nos movemos entre pulsiones de eros y de tanatos, entre arranques de amor y de destrucción. De alguna manera esos dos motores polarizan nuestros deseos y es cosa nuestra y de nuestro entorno, reprimir o limitar dichos deseos, para poder convivir en sociedad, sin necesidad de liarse a pedradas. Hoy en día todos sabemos que agredir es malo, sí, malo, moral y éticamente reprochable, sobre todo cuando a quien agredes no es el culpable de tus males. Porque siendo sincero a pesar de que me considero un tipo éticamente aceptable, si por mi fuera pillaría a más de uno (banqueros, políticos, militares, empresarios sin escrúpulos, especuladores, etc) y como decía el gran actor galaico-catalán Pepe Rubianes les colgaba de los cojones. Yo a este sentimiento lo llamo el orgullo del pobre y supongo que para algún psiquiatra fascista también sería de esas cosas que se arreglan con un poquito de haloperidol.


Bueno retomando esto de la maldad y sus necesarios límites. La inmensa mayoría de actos violentos son causados por personas conscientes, a sabiendas, quizás desconociendo las consecuencias de sus actos, pero sin duda alguna sabiendo que aquello que están haciendo es un atentado contra el necesario respeto hacia los demás y sus vidas. Por tanto me gustaría finalizar mi intervención haciendo un alegato en contra de la inimputabilidad. Conozco a personas tan o más psicóticas que yo, y que como yo nunca, ni más brotados que un almendro en primavera, ni más bebidos que los peces de aquel villancico, han, hemos, hecho daño a nadie. Con la actual legislación esta mayoría inofensiva nos vemos legalmente anulados, somos individuos legalmente irresponsables. De esta forma es muy difícil tomar las riendas de nuestras vidas y ser considerados ciudadanos de pleno derecho. De esta forma la legislación refuerza la creencia de la peligrosidad del loco y los medios se nutren de dichas evidencias. De esta forma muchos violentos se justifican, se escudan, se esconden en su “locura” por la perversa ganancia que adquieren con su rol. De esta forma pagamos justos por pecadores, no se separa el grano de la paja y muchos verdugos quedan impunes. De esta forma no se favorece al débil, sino al delicuente.


Quizás el resumen sea lo que me dijo un día esta buena amiga con quien tengo el gusto de compartir una vez más mesa de debate: pase que la locura sirva como atenuante, pero jamás, JAMÁS debe servir como coartada. Gracias.

Revisando La Idea de Locura

Bueno, bueno, bueno querid@s amig@s!! Menudo veranito llevamos por estos lares... En fin, como no todo es malo. Os dejo este enlace http://revisandolalocura.blogspot.com/ del blog de nueva cuña a raíz de lo que están montando unos cuantos locos (sin diagnosticar) totalmente maravillosos para finales de septiembre. Os invitamos a que echéis una ojeada, a que difundáis si os apetece y a que paséis unos días en la isla de Lanzarote, aunque estéis en pleno brote.

La idea es que el blog se nutra con textos y demás cosicas de los participantes en el seminario en cuestión. Vamos un nuevo blog en nuestra pequeña blogosfera que nace con la idea de que muchos de nosotros expongamos (de forma diferente que en nuestros blogs) lo que nos apetezca.


Besibrazos per tutty!!!