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sábado, 16 de agosto de 2008

Quizás Lennon tuviera razón

He salido a la calle blanda,
sonido de violonchelo,
azucar morena teñida
con la sangre del limonero;
te busque tras las esquinas
niña de pelo rojizo
chocando contra las paredes
de papel gris cuadriculado,
te busque en los laberintos de hojas secas,
en los bares de penumbras,
en las estaciones vacías,
tras el humo de mi cigarro que se consume,
aburrido, garabateando dudas en el aire.
Te busqué y finalmente te encontré
a mi espalda, sombra risueña,
curva redentora que me sostiene la cabeza
en esos días en que todo es posible
sobre todo lo malo
y me siento inválido en el atasco de mi desventura
como si nada tuviera sentido
mas que tu mirada que respira y alimenta
las cálidas noches de verano.
Ley amarga del pan negro
con la brisa naranja de este ocaso
me reflejo en tus ojos
espejo marrón de claridad infinita
en él se ven las estrellas
en él se ve la caricatura hiperbólica
de mi corazón latiendo, alas de colibrí,
pistón de locomotora
cruzando el desierto que distancia nuestros labios
carne roja y hambrienta de sal
devoradoras fuentes de lo que hemos sido
escribiendo con cada beso
las palabras que decimos con cada gemido
y también con cada silencio.
Por ti camino sin tregua hasta el horizonte indefinido
intentado alcanzar esa luna grande y redonda
blanco rostro, presente de susurros,
símbolo del destino que nos une
verde y hierba, agua y río,
escultura marmórea del pasado,
ventana que abre de par en par
nuestro tiempo futuro.
Hoy brilla la luna en el mar
como estela de los pasos perdidos,
pero tu yo somos uno,
un engranaje de esta locura civilizada,
de este genocidio impune, de toda el hambre
toda la pobreza. Nada podemos hacer...
cuando quisimos cambiar el mundo
nos anularon con pastillas.
Reza conmigo la oración de la esperanza,
reza aunque no creas,
reza aunque nadie nos escuche,
seguramente no sirva para nada
pero quizás, sólo quizás, de este modo
quede algo en pie
de esta civilización que por su propio peso sucumbe.
No es que me ponga místico
no he visto ni la luz de las candilejas
mas tengo la certeza de que todo
incluso el anonimato en el que nos conocimos
oculta un miedo neurótico al porvenir
hundido
en esa piscina descuidada,
en las cuencas del cadáver de ese héroe inexistente,
energía atrapada en el congelador
que espera fluir de nuestras manos
perseguida por las manijas del reloj.
En espuma de nata nos bañamos,
dulces e inocentes, en las aguas que conducen
nuestros sueños y esperanzas,
la ilusión fugaz del momento,
el instante detenido antes de llegar a la meta.
Estas palabras seguramente no significarán nada más
que un vaso vacío, una bala disparada a ciegas,
un eco devuelto del grito último, una pataleta,
antes de precipitarnos juntos en las corrientes de lo efímero.
Pero dejame decirte mi amor
que puede que me equivoque
que tal vez Lennon tuviera razón
y aún todo sea posible,
que tras las esquinas grises del tiempo huracanado
se despierte un día el mundo
sin hambre, sin pobreza, sin humo, sin disparos.

2 comentarios:

Small Blue Thing dijo...

¡... y sin "perfectos"! (¿habéis visto qué obscenidad de anuncio?)

Saludos enloquecidos de amor

Raúl Velasco Nikosia dijo...

jejejejeje si veraderamente lamentable, ahi esta el truco de la campaña de publicidad ofende tanto, que la peña habla de el. Pero no me parece nada ingenioso. Para anuncios malos y pegadizos... que te da? que te da? balones y toallas... vayas donde vayas jejejeje
saludos preciosa