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domingo, 2 de agosto de 2009

un extraño caso 2ª parte

Buenas noches Marta.
4 de julio del 2009 Continúo preocupada. Veo a Manuel distante y preocupado. Hoy, sin ir más lejos, son casi las dos de la madrugada y no se nada de él. No quiero pensarlo, pero es inevitable imaginar que esté teniendo una aventura, que esté buscando con alguna secretaria o una joven autora la emoción que le falta a nuestro matrimonio. ¿Pero no le va a faltar emoción después de 20 años? ¿Debería hablarlo con él? No lo sé. Si lo hablo y confirma mis sospechas me puede dar un vuelco el corazón. A veces es mejor hacerse la tonta. Además, no tengo ninguna prueba, no he visto ninguno de los indicadores típicos de que me esté pegando el salto. Ni rastro de carmín, ni perfume, ni gastos misteriosos. Nada. Sólo sé que algo le preocupa, que está tramando algo y es muy lógico que me preocupe yo también. Mejor que cambie de tercio. No todo son malas noticias. Por fin, repito, por fin tengo luz verde para viajar a Lisboa a entrevistarme con la fuente del caso “Almendo”. Es una gran oportunidad para mí. ME siento ilusionada, como si únicamente me faltara un último esfuerzo para llegar a la meta que tanto tiempo me ha costado vislumbrar. Aunque si soy sincera también tengo algo de miedo, aunque, en este caso, lo veo como una buena señal. Un signo de que estoy alerta. ¿De quién era aquella frase: el miedo nos sitúa en primera línea del frente contra lo desconocido? ¿Era de Gasset? Ni idea. Es curioso como la memoria juega al escondite con nosotros, seleccionando cierta información. En mi caso, pese a olvidar nombres y fechas, me quedan las palabras. Supongo que son demasiados nombres y fechas para recordarlos todos. Las palabras, en cambio, extraídas de su contexto inconscientemente, convertidas en aforismos involuntarios, me provocan una emoción, me hacen reflexionar, hasta que llega un momento en que se hacen mías. Como si después de abrir un huevo, no pudiera separar la clara de la yema. Creo que he escuchado la puerta del ascensor. ¿Qué hago? Mejor hacerme la dormida. No quiero que Manuel note mi nerviosismo. Mañana por la mañana ya hablaremos. O no. Que jodida es la duda. Es una patraña lo de ojos que no ven corazón que no siente. El refrán tendría que decir: ojos que no ven, sufren el doble. La duda nos hace sufrir más que las certezas. Si estoy segura de algo puedo idear una estrategia, una táctica para solucionar el problema o escapar de él. En mi situación actual solo puedo contemplar como la duda se apodera de mí. Oigo la puerta. Me voya descansar o, al menos, a que parezca que descanso. ¿Buenas noches Marta?



5 de Julio del 2009 ¡Lo sabía! Sabía que tramaba algo. Lo que de ninguna manera me esperaba era que me metiera a ese especimen de fracasado en casa. ¡En mi casa! Sé que Beto fue muy importante en su ascenso editorial. Gracias al éxito cosechado en sus primeras obras, Manuel, como su descubridor, subió de un salto varios escalafones en el mundillo literario. Pero hace 15 años que no publica nada. Aunque lo peor es que está enfermo, es un enfermo mental. El que está como una cafetera es mi marido por meterle en casa. Tengo muchísimas cosas que preparar, pasado mañana vuelo a Lisboa, y no he podido concentrarme. Ahora, que tengo que poner lo mejor de mi en el reportaje, la cabeza se escapa de la redacción y se venía para casa, pensando como me la encontraría al llegar. Aunque lo peor es el chantaje emocional al que me ha sometido durante el desayuno. Me intentaba convencer de que “hemos de ser comprensivos” Es que no entiende que no es un problema de incomprensión, se trata de independencia, ¡de supervivencia! ¿qué va a pasar con nuestra vida a partir de ahora? Hace años decidimos, de mutuo acuerdo, no traer hijos al mundo. A mi edad, en uno de los momentos más importantes de mi carrera profesional, no puedo concentrarme porque tengo que cuidar de un escritor majara. No me lo puedo creer. No me puedo creer que Manuel me haya hecho esto. No se si ponerme a llorar o romperle la cabeza con el teléfono. Cuando he llegado esta tarde me he encontrado a Beto en el despacho, delante de un folio en blanco. He intentado ser amable, dios lo sabe, y COMPRENSIVA. Con esfuerzo le he sonreído y le he preguntado ¿cómo había pasado la noche?, ¿qué había hecho durante el día?, ¿si se sentía cómodo? ME ha dicho que sí, que el piso era muy confortable y que llevaba todo el día escribiendo. Entonces, cuando le he pedido leer un poco de lo que había redactado, me ha sonreído de una forma estúpida y me ha enseñado el folio en blanco. El muy... el muy ... me faltan palabras para definirlo.Cuando se lo he explicado a Manuel se ha reído a gusto. Dice que es una buena señal. Sí. Señal de que es un vago fracasado, quevive, por suerte, porque sus primeras novelas se siguen vendiendo y traduciendo. No es justo. No es justo ¡joder! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué?



6 de Julio del 2009 En unas horas sale mi avión hacia Lisboa. Que se apañen el “zumbao” de mi marido y el otro loco. Voy a concentrarme en el reportaje. Además puedo hacer una visita a Joâo... Hace mucho que no nos vemos. Me puede hacer de guía en la ciudad. Estoy inquieta, pero es más bien emoción, siento un agradable cosquilleo en el estómago. Querida Marta, recibirás noticias mías.



(...)




11 de Julio de 2009 ¡Uff! Que días más estupendos. Ya había olvidado el encanto de Lisboa. No he tenido tiempo para casi nada, pero ha sido maravilloso. Ahora, mientras el tren me conduce a Sevilla, es el primer momento que tengo en varios días para, de alguna forma, hacer inventario de todo lo que me llevo de Portugal. El reportaje va a toda marcha, se escribe solo. Si tengo que ser franca no esperaba tanta información y tan importante. La trama se extiende por toda la península. Se trata de una red de empresas falsas que sirven de para blanquear dinero procedente del tráfico de drogas. Los sobornos salpican a altas esferas de la policía y la política, tanto portuguesa como española. Tengo copias de correos electrónicos, facturas de empresas fantasma, en concepto de pagos a ministros y comisarios, fotografías de dichas empresas, vacías, sin ni siquiera una oficina. Se me ponen los pelos de punta. Esto es muy importante, quizás esté en juego mi vida, es demasiado gordo para andarse sin precauciones. Para eso voy a Sevilla, es un rodeo para no levantar sospechas. De Manuel sólo sé que según él todo marcha de maravilla. Dice que Beto está trabajando en algo muy bueno, aunque no lo haya leído. No sé como puede saber si es algo bueno sin leerlo... Mi marido está perdiendo la cabeza, sino la ha perdido ya. Pero ya se apañará, no quiero pensar mucho en todo esto. Si el dice que “todo bien” pues mejor. Y sino es así que se prepare. Ver a Joao me ha abierto los ojos en muchas cosas. Pese a mis años me sigo conservando muy bien. Soy una cuarentona atractiva e inteligente, con un buen trabajo y mucho futuro por delante. ¡Como me miraba! Cuando me susurraba con ese acento tan musical que se estila en Lisboa. Como es la vida. Después de 20 años sin vernos parecía que nada hubiera cambiado entre nosotros. Que continuáramos siendo esos universitarios con ganas de desnudar el mundo de su envoltorio burgués y ya de paso nuestros cuerpos unidos. Si lo pienso si que hemos cambiado, al menos yo, puede que me haya aburguesado un poco. La estabilidad que me ha dado durante años mi matrimonio tiene mucho que ver. Por eso esta aventura me ha sentado tan bien, ha sido rejuvenecedora. Volveré a casa con las pilas cargadas. Si las cosas allí no marchan bien tendré que actuar. No pienso renunciar a mi vida por una quimera. Buenas noches Marta.



13 de Julio del 2009 De nuevo en casa. He pasado primero por la redacción y están sorprendidos con el borrador y el material que he recopilado. Voy a levantar la liebre, cueste lo que cueste la levantaré. Manuel ha estado encantador y Beto, más que me pese, también. Ha sido Beto quien ha preparado la cena y ésta era sorprendentemente imaginativa. Las croquetas de setas eran deliciosas y el carpaccio de ternera no se quedaba atrás. Nos ha servido la cena y se ha vuelto a su bunker en el despacho. Manuel me ha descrito el cambio que está viviendo Beto. Ha dejado de beber, va recuperando poco a poco el ritmo de su discurso, se lava concienzudamente. Todo esto le hace pensar que en poco tiempo volverá a ser el de antes. Ha sido entonces, mientras degustaba de la cena y la intimidad con mi marido cuando se me ha ocurrido que si es cierto que Beto vuelve a ser como antes, lo que mejor le puede ir es una mujer. Sería la forma definitiva de que cicatrizaran sus heridas. Tengo algunas amigas que estarían encantadas de conocer a fondo a un hombre como el Beto que ha preparado la cena. Es un escritor de éxito, no es feo y cocina como un chef. Podría montar una cena e invitar a Carmen o a Vanessa. Mejor que espere y así veo como se desarrollan los acontecimientos. Buenas noches Marta.




14 de Julio del 2009 Soy feliz. O casi. El reportaje está corregido y entregado. Pablo está entusiasmado. ME ha dicho que en toda su carrera como redactor jefe se había encontrado con pocas primicias tan suculentas y bien definidas. Después de meses de investigación he recogido los frutos. Mañana en primera página se leerá mi nombre. Me ha costado 18 años, pero al fin lo logré. Además en casa las cosas realmente van bien. Hoy hablé durante la cena con Beto. Manuel tiene una presentación y todavía no ha llegado. Después de hablar no puedo más que corregir algunos de los comentarios que hice... No está loco, no es un enfermo, simplemente tiene una forma distinta de gestionar sus emociones, una forma que en algunos aspectos es brillante. Si él está loco la humanidad también lo está. La locura no deja de ser una construcción social, un etiqueta que nos inventamos como rechazo de lo que nos da miedo, porque hace peligrar nuestro status. Si la locura, la psicosis se midiera en la veracidad de un discurso, no habría suficientes psiquiatras en el mundo para tantos enfermos. Vivimos en una sociedad donde hay mil formas de mentir y ninguna de decir la verdad. Porque la verdad, como dice Beto, no existe. Las personas nos vemos atadas a la duda, a su peso de incertidumbre. Todos tenemos rarezas, rasgos inconfesables que ocultamos, porque sabemos, la experiencia nos lo ha enseñado, que es más fácil pertenecer al rebaño que jugar a los robinsones. El silencio, la soledad, el aislamiento impuesto o auto-impuesto, la falta, en definitiva, de ese hilo de palabras del que estirar, nuestra abrumadora necesidad de sentirnos queridos pueden provocar una reacción en la que nuestras fantasías se superponen a la realidad. Hasta el punto que esas fantasías se hacen reales, porque los sueños, al ser soñados, se convierten en vivencias si conseguimos recordarlos. La sociedad empuja, aturde, atosiga con su necesidad de comprender, su necesidad de colocar cada cosa en su sitio, cerradas las puertas a un caos que aterroriza a los poderosos, pero que es algo inevitable en una sociedad masificada. Al final, somos tal y como nos ve nuestro entorno y nuestro entorno nos ve según la imagen que construimos en soledad. En mi opinión, pese a mis cuarenta y tantos, estoy en la flor de la vida. Me siento segura en mis relaciones, conozco mis capacidades e intento retar día a día mis presuntas limitaciones. Y, ante las sorpresas de la vida, intento adaptarme lo mejor que puedo. Hace mucho que aprendí aquello de que “no podemos aplazar la vida hasta estar preparados, pues está nos es disparada a bocajarro”. De esta manera, el truco consiste en ir caminando por la cuerda floja, a veces más rápida, a veces más lenta, adaptándome a los baches y obstáculos y sin mirar abajo. ¿ Y si me intentan joder? Que vayan preparándose, porque tarde o temprano llega mi venganza. Hoy seguro que descanso. Buenas noches Marta.




15 de Julio del 2009 ¡Agotadas las dos tiradas! No esperaba este éxito. ¡Que coño! Sí lo esperaba. Y lo mejor es que he recopilado material para casi una semana. Estoy eufórica. Manuel ha notado que necesitaba un premio y no ha hecho falta decirle nada. ¡Por dios! Parecía que tuviera 20 años, que manera de hacer el amor. Después se ha quedado dormido, por supuesto, aquí lo tengo, en su lado de la cama, roncando como un hipopótamo después de la cópula. Que descanse, se lo ha ganado. No ha escatimado en esfuerzos. Yo no tengo sueño. Voy a tomar una copa y luego seguimos hablando. Son las 3 de la madrugada. Ahora sí que estoy desvelada. He ido al despacho con la intención de leer alguna cosa y he visto un montoncito de folios escritos a mano por Beto con buena caligrafía. En la primera página rezaba este título “Un extraño caso”. No me he querido resistir y ahora me arrepiento. Después de una narración libre (si la cotejo con lo que me relató Manuel) de su encuentro con mi marido y como decide éste invitarlo a vivir a casa, le sigue un capítulo a modo de diario y en el que YO soy la narradora. No me lo puedo creer. Si no fuera porque siempre lo llevo encima diría que ha estado leyendo mis anotaciones. Me parece increíble como ha captado todo aquello que pensaba y que al parecer él leía en mis silencios. Me pone los pelos de punta. Voy a tomarme un ansiolítico. Después de media botella de escocés sólo se me ocurren unas pocas preguntas: ¿cómo se lo ha montado Beto?, ¿qué se supone que debo hacer?, ¿cómo acabara todo esto? Buenas noches Marta.

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