Páginas

lunes, 27 de abril de 2009

Humo, sólo humo.



Llamo a tu puerta

melancolía del silencio

cansado de recorrer siempre

los mismos caminos

las mismas calles

los mismos andenes.

La ciudad se me antoja una trampa

en la que estoy atrapado

un laberinto de sonidos,

voces, caras, esquinas, coches,

animales deformados por la prisa,

humo, en definitiva,

volátil e irrelevante,

humo,

tóxico y necesario,

humo sólo humo.

Por esto

llamo a tu puerta

deseo que reanimes mi apático semblante

insufles de ánimo mis pulmones

tan tristes, tan grises,

necesitados como están de sonrisas,

necesitados como están de comprensión.


Me ahogo en mi propia abulia.


Nada tiene sentido.


Quizás si abrieras la puerta

tu y yo podríamos salvarnos y escapar...

Pero la huida tampoco tiene sentido.


A donde iré si los lamentos no cruzan fronteras

si ya nadie derriba muros

si el plástico siempre fue indiferente.

A donde iré si las salidas están cortadas

sino hay más fuga que la muerte

a tanta desesperación.


Ábreme ahora

necesito sentir tus manos sobre mi piel,

abriendo canales donde trasportar

el vacío que me acecha,

la lastimosa nada que contengo

para que llenes de caricias mi tristeza.

No hay comentarios: