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domingo, 27 de febrero de 2011

COLEGA, ¿DÓNDE ESTÁ MI MALETA?

Atenazado, obstruido, paralizado por los nervios. De pequeño era algo que odiaba profundamente, el cambio que se manifestaba en mi padre el día previo a un viaje. No lo podía entender. Años después me encuentro en su misma situación. No es que le tenga miedo a volar. También me pasa cuando tengo que tomar un tren. Sólo me tranquilizo cuando el viaje comienza. Así que obviamente son los preparativos los que me carcomen, unos preparativos que cualquiera diría que acometo como sino fuera a llegar nunca a tiempo. Soy una persona que nunca o casi nunca llega tarde. Me jode la impuntualidad, aunque yo suelo irme al otro extremo y llego diez o quince minutos antes a los sitios. Es una especie de impaciencia, como un constante deseo de que lo mejor esté por llegar. Esa expectativa, esa ilusión casi infantil juega al Enredos en mis entrañas (mano izquierda al instentino delgado, pie derecho al higado y vuelve a tirar). Manías que tiene uno, oiga. Manías que no pienso que me hagan más humano, sino un pelín más insoportable. C'est la vie.

1 comentario:

Jose Valdecasas dijo...

A mí me pasa igual, pero tranquilo, que intentaremos que estéis cómodos y creo que lo pasaremos bien.

Un abrazo y hasta mañana.