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lunes, 24 de enero de 2011

LA VIDA ES SUEÑO.


Es difícil explicar la amalgama de emociones que llevo sintiendo desde que comenzó este 2011. Nuestro año, ¿eh cariño? Esperemos amor, depende de nosotros. Ni Almu ni yo teníamos demasiadas espectativas cuando nos conjurábamos para que este año fuera un gran año. Simplemente las que ya se habían ido cociendo durante el pasado y de las que esperábamos disfrutar a lo largo de los meses que estaban por venir. En cambio, en apenas tres semanas, me encuentro sumido en un estupor del que no consigo extraerme. Es como si la vida de repente, en el mismo tiempo que se tarda en responder una llamada de teléfono, pasara de largo; o, lo que es lo mismo, el mensaje de aquella llamada me dejara helado. Ajeno a todo lo que me rodea, como interrumpido en mi cotidianidad y mi rutina, como si la muerte se hubiera parado ante mí y con su aliento frío me recordara que nada vale realmente la pena...

Los seguidores del blog y otros amigos ya imaginarán de que hablo. En apenas tres semanas Almu y yo hemos sufrido la perdida de dos amigos, dos compañeros, dos grandes personas, que por su juventud, su sensibilidad y su talento dificultan asumir algo de por sí tan indigerible como la muerte. Total, que me encuentro paralizado por una serie de emociones cruzadas: perplejidad, estupor, incredulidad, impotencia, rabia, culpa; que me niego por el momento a gestionar, como si esperara que de repente una mañana, tal y como aparecieron, dejen de enredar en mis entrañas, liberándome de sus ataduras.

Es complicado. Muy complicado. Creo que fue emejota quien afirmo en un comentario que nos pasamos la vida preocupados por quienes somos o por como somos, cuando la cuestión capital es que no somos, sino que estamos (de paso). Cualquiera diría que la vida o nuestra mente o nuestro cerebro, vamos, nosotros mismos, nos engañamos negando continuamente que algo como la muerte va a llegar de forma inexorable. Nace, crece, consume y no te preocupes de nada más. Pase lo que pase después no te vas a enterar de una mierda. ¡¡Así que disfruta el momento!! ¡¡Carpe diem!! ¿Pero cómo? dijo Cecilia Roth en Todo sobre mi madre. Volviendo a negar lo revelado por aquellas llamadas. Volviendo a tu vida, como si no hubiera pasado nada, como si realmente nada se pudiera aprender de esa vivencia lúgubre y misteriosa. Parece que uno tenga que olvidarse de la enorme injusticia que resulta de la marcha de personas maravillosas, cuando aquí se quedan algunos que no admitirían ni en el infierno más infernal. Que tengamos que obviar que nos pasamos la vida valorando ciertas cosas, que cuando llega la hora no valen la pena. Quizás como me dijo un amigo en el tanatorio la única salida es perderle el respeto a la muerte, que sería lo mismo que desprenderse de la tenaza de terror con la que nos ahoga y nos convierte en rebaño del poder.

No sé que sabio dijo que aquello que no das, es aquello que pierdes. Nuestros amigos derrocharon sonrisas, poemas, canciones, buenos ratos y muchas cosas más. Quizás sea esa su victoria, su ganancia más allá de toda pérdida. La imagen emborronada aún por el dolor que nos queda a casi todos en la memoria, cuando eramos o creíamos ser felices, sin pensar que sólo estaríamos juntos mientras durase el tránsito fugaz, efímero y sin sentido que nos había unido y luego nos iba a separar.

Me quiero convencer recordando los versos de Machado:

Caminante son tus huellas el camino
y nada más.
Caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca más
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino,
sino estelas en la mar.

Huellas cubiertas de sedimento caótico, caminos que se abren y se cierran entre una maleza que nos obliga en muchos casos a desandar lo andado. Estelas que se desvanecen en un océano infinito. Borradas por las olas del tiempo... Poesía barata (la mía), porque no hay palabras que justifiquen el enorme absurdo que me parece en estos momentos la vida y sus juegos de equilibrista.

Supongo que como le comenté a una amiga, es en estos momentos cuando sentimos que la muerte nos mira a la cara y con su aliento frío y su voz de ultratumba nos recuerda que nos volveremos a ver. Who wants to live forever? Preguntaba Freddy Mercury. Forever is our today. Hay una eternidad escondida en cada momento, hay un valor tremendo en cada instante si lo vivimos con pasión, si lo compartimos con los nuestros, si lo derrochamos sin ahorrar en afecto, cariño, comprensión, respeto. Creo que fue Popper quien dijo que la verdadera ignorancia no reside en no encontrar la respuesta correcta, sino en negarse a buscarla. No seré yo quien descubra los misterios que se esconden al caer definitivamente el telón. Prefiero preguntarme qué es la vida? Que chocar una y otra vez contra la muerte y su silencio marmóreo. Quizás como escribió Calderón de la Barca:

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión.
Una sombra, una ficción,
que todo el bien es pequeño
que toda la vida es sueño
y los sueños sueños son.

DESCANSAD EN PAZ AMIGOS.

2 comentarios:

Paula dijo...

Hola amigos, lo siento muchísimo, un abrazo enorme y mucho amor siempre.
Y me gustaría añadir que para perderle el respeto a la muerte yo me agarro a Epicuro, que dice que es absurdo tenerle miedo, pues con la muerte nunca se coincide.

"Cuando tú estás, la muerte no está. Cuando la muerte está, tú ya no estás"

Esta cita me acompaña desde hace años y me quita muchos miedos.

Raúl Velasco Nikosia dijo...

gRACIAS POR LOS ÁNIMOS Y POR LA FRASE, CIELO. nUNCA DEJAS DE SORPRENDERME!!! uN ABRAZO GRANDOTE!!!