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miércoles, 12 de noviembre de 2008

Tormenta tras el telón de cristal

Llueve lánguida y pesadamente
con monotonía de segundero
lágrimas de cristal licuado
que quiebran las calles con su melodía,
silenciosa, como la soledad que me cala
viendo llover tras la ventana
gris y taciturno, melancólico,
oscuro como el cielo que descarga
su lamento sin pañuelo que consuele
la sonata de otoño
ante el abrigo sutil de mi mirada.
Llovizna de constancia testaruda,
ordago a mares celestes,
invita a recordar esta mañana
la infancia perdida
tras la esquina doblada,
fundida, en el capricho de mi memoria,
naturaleza muerta, absurda,
como todo bodegón,
hiperbólica suspensión de lo efímero,
ilusoria perspectiva que tiñe de oro
la canción repetida en mis sueños rotos.
Pobreza mojada por agujas azules
que repiquetean mordaces
puñales de hielo clavados en el corazón
que llora de pena y de rabia
congelados sus gritos en la garganta
atisbo de nieve en el espíritu
mientras pasan las horas y aquí sigo
viendo llover
en mi interior que flota a la deriva
por las aguas suicidas que caen,
desesperadas, en mi alma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te quiero my friend.
Tormenta.

Raúl Velasco Nikosia dijo...

me too.
dear storm.