INFANCIA: (Tiempo y memoria.)
Abro el libro de mi memoria
buscando aquella ilusión
perdida
entre papeles arrugados.
Tu mirada cenital
lanzaba graffitis en do mayor
mientras aquella vieja radio
rompía el silencio con su luna
tan ajena
a su luz prestada como
a su sombra oculta.
Y te busqué, y te busqué
vestido de espuma marina
en el coral y los abismos
con mis raíces, desnudas,
como lenguas de fuego,
partiendo los escalones de roca.
Total: para nada.
No te encontré en sitio alguno.
Solamente creí
vislumbrar tu silueta escondida
al reflejarme un instante
sobre la superficie de tu recuerdo.
ADOLESCENCIA (De abismos y locuras)
Crecí alimentando sueños
ecos de una mirada poliédrica
rebotaban en las paredes
amarillas
de mi habitación. Junto a
reflejos irisados, mis palabras bailaron
canciones y más canciones
al borde del abismo.
Ellas, ignorantes, deseaban
a la vez
ser ángeles y demonios
para así poder volar.
Todo iba bien, pero
la cuerda se iba tensando,
lentamente, desde que parió
a gritos la noche y
el amanecer arrojó su huella
vacía y temeraria sobre
mi mirada huérfana. Finalmente morí,
morí como mueren los animales,
sin saber reconocerme en el espejo.
MADUREZ (De luces y demás misterios)
Destellos...
...Zumbando en mi oído
dirigieron mis pasos en la oscuridad.
El vuelo de una luciérnaga
fue capaz de desterrar mis pesadillas;
al perseguir su filigrana supe,
como sabes tú: que en toda vida
palpita una luz indestructible. Sin esa luz
sería imposible entender sus sombras.
2 comentarios:
Encuentro ciertas coincidencias...supongo que serán generacionales, culturales y un poquito locas.
Gracias por una respuesta tan bonita y sorprendente.
Un abrazo!!
Gracias a ti, preciosa!!!
Un abrazo grandote, amiga mía!!
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