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sábado, 31 de mayo de 2008

¿alguien pone en duda mi estupidez?


Sin lugar a dudas soy estúpido. Desde este rincón de soledad, con la sombra de mi amor escudando mi sufrimiento, me emborracho de palabras, de imágenes que sobrevuelan mi mente como bombarderos buscando un blanco. Mi inseguridad patológica, vulgarmente disfrazada de la prepotencia más soberbia. Pero ni aún, en ese papel me siento cómodo y me siento satisfecho. En este teatro de la vida me ha tocado el papel, ingrato, de babosa. Babeo por culpa de la medicación, me arrastro por los suelos, dejando un rastro brillante y asqueroso.


Como podeis comprobar hoy no es mi día. No es que me influya el clima, la astenia, el sofoco. Simple y llanamente me siento desvalido, pérdido, y quiero y no quiero estar solo. Siento un miedo atroz a las consecuencias de la soledad y a la vez me siento vulnerable a los ataques de la mal llamada solidaridad nikosiana. Pero esto tampoco es justo. No puedo ni debo ni quiero cargar contra un proyecto que me ha hecho tanto bien. Si lo hiciera sería un síntoma más de mi estupidez.


Durante la mayor parte de mi vida no he necesitado ni gurús, ni emblemas, ni guías. Muchas veces me los han impuesto, y yo con todo el humor del que era capaz de sacar de mi humillada individuación, los he respetado pero nunca como un precepto. Más bien eran como un soporte exótico a mi crecimiento personal. Os sonará el caso de Conceso que se hizo sacerdote y al que hace poco le dediqué una desvalida helegía (quien fuera miguel hernández) en honor a la amistad que me dedicó en vida, hasta que ya su corazón le dijo no más.


Hablaba de gurús, de guías, porqué no decirlo de chamanes emocionales. En los últimos dos años yo he vivido una cercanía con alguien que ahora está exhausto. Qué importa el nombre? LA cuestión es que esa gran persona ha estado por mí, por Nikosia en general, y ahora se siente fatigada. De ahí viene que me autoproclame estúpido, porque cuando sientes que te empiezan a fallar las fuerzas en una carrera, JODER, no es inteligente intentar que el último de la fila te de ánimos. Ésta persona no es la última de la fila en sentido peyorativo. Ha estado destacada en la cabeza durante más de 5 años y por motivos de confianza ha habido gente que se ha desmayado por ella, por no tener su fortaleza, y por ansiedad ante sus desmanes, a veces atrevidos, pero siempre por el bien del grupo.


Soy estupido eso esta claro, y me fastidia al más no poder esa invalidez que me coharta y se cierne sobre mí cual espada de Damocles. No saber elegir el momento, no saber elegir el lugar, no confiar en las personas seguras y esperar una respuesta tántrica, kármica, espiritual, de quien se siente pérdido ante sus compromisos de lealtad y su futuro ensombrecido por la desigualdad. Está claro que el ábito no hace al monje, del mismo modo que el dinero no brota como frutas de los árboles.

1 comentario:

Small Blue Thing dijo...

Sentirse desvalido no es ser estúpido, Raúl. Estar enfermo no es ser estúpido: más bien al contrario, vuestro blog es una muestra de valentía, de lucha contra el estigma, de vivir día a día. Eso ya lo quisieran muchas asociaciones que dicen hablar en nuestro nombre, y esa soberbia sí es una muestra de estupidez.

¡Ánimo!