Algunos especialistas implicados tienen vínculos con la industria farmacéutica
La Asociación Americana de Psiquiatría impone una cláusula de transparencia
Cristina de Martos | Madrid
Trece comités formados por 141 expertos son los encargados de desarrollar el quinto Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), cuya publicación está prevista para mayo del próximo año. Gracias a la nueva cláusula de transparencia impuesta por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) sabemos que una parte importante de estos especialistas tiene vínculos con la industria farmacéutica, un punto de fricción que algunos consideran inaceptable.
"Los comités más conflictivos son aquéllos en los que el tratamineto farmacológico es la intervención de primera línea. Por ejemplo, el 67% del comité de Trastornos del Ánimo, el 83% del comité de Trastornos Psicóticos y el 100% del comité de Trastornos del Sueño (que ahora incluye el síndrome de piernas inquietas) tienen lazos con empresas farmacéuticas que fabrican los medicamentos utilizados para tratar estas patologías o con compañías que dan servicio a la industria", denuncia un artículo publicado en 'PLoS Medicine'.
Sus autores, miembros de las universidades de Harvard, Massachusetts y Tufts (todas en EEUU), han estudiado durante años las relaciones entre los expertos encargados de elaborar este manual, que rige la práctica de la Psiquiatría en todo el mundo, y las farmacéuticas. Sus preocupaciones y las de otros investigadores han llevado a la APA a obligar a los miembros de estos comités a hacer públicos estos vínculos, también llamados conflictos de interés. Un gesto que, sin embargo,"es una solución insuficiente para eliminar los sesgos".
Uno de los motivos de la 'tibieza' de esta medida es, en opinión de los articulistas, la existencia de "importantes lagunas" en la nueva política de transparencia de la APA. Por ejemplo, los expertos no están obligados a especificar si forman parte de la 'plantilla de conferenciantes' de una empresa, simplemente pueden marcar los pagos que reciben como 'honorarios'. Sin embargo, estos conferenciantes son "vistos como [piezas] esenciales para el marketing de enfermedades y fármacos" y el contenido de las charlas que imparten puede estar fuertemente "influido" por las empresas.
Los miembros de los comités tampoco tienen que declarar las donaciones sin condiciones, aunque los autores creen que éstas pueden "crear obligaciones de reciprocidad o provocar sesgos implícitos" y tampoco están obligados a informar de la cantidad de dinero que han recibido.
"Durante cuatro décadas de investigación en psicología social, se ha demostrado claramente que los regalos, incluso los pequeños, crean obligación de reciprocidad", subrayan los autores. Dada la "gran influencia de las guías de tratamientos y diagnósticos, los requisitos de participación en su desarrollo deben ser más estrictos que los establecidos nomalmente para los académicos", añaden.
Por eso, "los miembros del grupo de trabajo del DSM deberían estar libres de conflictos de interés", afirma el artículo. Con algo más de un año de margen antes de la publicación del nuevo manual, "la APA tiene tiempo suficiente para llevar a cabo [estos] importantes cambios".
1 comentario:
Un hurra por Lisa Cosgrove
y otro por Raúl y Almu !!!
Publicar un comentario