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martes, 6 de marzo de 2012

Diario de los invisibles


El diario de los invisibles.

-Para visualizar edición digital de la revista Rubi7 clickad aquí -

¿Alguno de vosotros se ha preguntado qué historias silencia nuestra sociedad?, ¿qué esconden aquellas personas que por su condición de excluidos permanecen invisibles a los ojos indiferentes de la mayoría? ¿A alguno de vosotros, estimados lectores, le interesaría saber que hay detrás de esa mirada esquiva?, ¿dentro de esa cabeza mohína?, ¿qué guardan en la precaria maleta que arrastran como pueden, atesorando sus mejores y sus peores recuerdos, su experiencia, su conocimiento, su saber profano del que podríamos aprender y que resulta negado en esta Babilonia nuestra donde nadie parece escuchar a nadie?

Esta sección que hoy se presenta tiene la intención de aproximarse a aquellos a los que casi nadie se acerca, ahondar en la vida de los invisibles, “los nadie” -que diría Galeano-, los silenciados. A partir del próximo número os contaremos sus historias, con la intención de revertir de alguna manera su situación, acercando sus palabras desde este medio a aquellos que algún día se hayan hecho alguna de las preguntas planteadas anteriormente.

Porque los invisibles están por todas partes y aunque muchos no lo crean son más parecidos a nosotros de los que nos pensamos. A veces, demasiadas veces, son nuestros vecinos, aquellos a los que esquivamos a la hora de subir en el ascensor o que rehuimos mirar en la calle, como si estuviesen gravemente enfermos y sólo con cruzar nuestra mirada con la suya nos pudieran contagiar.

En esta sección partimos de la premisa de que en este mundo nuestro el peor paciente o al menos el más grave es nuestra sociedad. Una sociedad que adolece de prepotencia, de falta de empatía, de soberbios prejuicios, de un individualismo exacerbado que nos prometieron como la mayor de las libertades y que ha acabado encerrándonos en nuestros pisos con doble aislamiento, inoculado de forma parasitaria el germen de la indiferencia, enganchados a la desinformación que nos transmiten desde la mayoría de medios de masas y destruyendo -de esta manera tan sutil- muchos de los vínculos sociales que nos ayudaban a las comunidades a sostenernos en situaciones de angustia, soledad y sufrimiento. Por este motivo queremos generar un espacio donde se pretende modificar de forma alterativa la mirada del observador, recuperando por medio de la palabra la dignidad de aquellos que hace tiempo traspasaron la frontera del olvido.

Si todo esto que acaban de leer no les parece algo demasiado inquietante les invito a que estén atentos a estas historias que nadie cuenta y que guardan en su interior, como toda buena historia, algo que trasciende de lo singular a lo universal. Que nos devuelve de alguna manera una humanidad erosionada por los problemas del día a día, en los que sobrevivir se ha convertido en un objetivo desesperadamente habitual para demasiadas personas. 


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