es una hoja en blanco que rellenar,
me reto a mí mismo
a completar el puzzle,
sabiendo, de ante antemano, que
lo más probable es que fracase.
No obstante, pese a todo,
me levanto y me enfrento
con audacia funambulista
al vacío succionador, al hueco,
tóxico y oscuro, de mis propias fugas.
Sé, la experiencia me lo dice, que
no soy quien pienso,
ni quien piensan,
no soy, ni tan siquiera, esa persona,
fugada de la cordura,
herida de muerte por tu ausencia.
Mi identidad fragmentada
pide respuestas; mas no hay símbolo
ni metáfora que me defina fielmente.
Soy nada o ¿soy un todo?
Desde el gris pasillo de mi locura
piso azulejos sin dirección concreta.
¿por qué escribo entonces?
Porque cada nueva mañana
es una hoja en blanco por rellenar,
un trozo del puzzle que preparo,
delicadamente,
para sobrevivir.
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