Perdido en mares de silencio
cargado con pesares de alma impropia
lanzo al mar aquella piedra,
mineral de sueños y sedimento de
todo aquello que he construido con los años.
Abandono el camino, cansado de polvo,
ante mí sólo niebla e incertidumbre,
sólo oscuridad irracional, sólo miedo
manchado con la grasa de la vela,
sólo miedo que
carcome mis entrañas, tan desnudas,
tan desnudas...
Quizás en aquel bar encuentre alivio,
entre el humo que retuerce voluntades,
con el éter que violenta los ánimos,
aroma transparente, corazón helado,
no reacciono a las súplicas de mi consciencia amordazada.
Mi mujer me espera en su isla,
mi barca se retrasa una vez más,
he querido detener mi viaje para ver las estrellas y
sólo he distinguido en ellas
una profunda y cercana soledad.
Rimas que se pierden en el viaje
piedras que sangran a mi paso
retruécano inútil de rostro violento
desencajado por no llorar. Mientras el reloj
indiferente consume mi noche
sumida como está en su propia destrucción.
Abro compuertas y bajo los puentes
si alguien queda con vida que vaya al pueblo
yo me quedo en mi castillo en ruinas
planeando mi huida hacia tierras sin nombres,
aquellas donde el dolor no es dolor, ni
la melancolía es melancolía, ni la locura
una condena etiquetada a destiempo, simplemente
porque no hay palabras que lo definan, porque
respiran el mismo vacío que sumerge mi alma en la nada.
1 comentario:
has posto mi dibujo!!!!!gracias, claudia
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