Duermes...
Papel en blanco que reposa
en los estantes nubosos de tu sueño
lánguida rama que desprende:
sus frutos secretos en silencio, tu voluntad
en calma, navegando, indiferente,
por el mar de la tranquilidad
mientras te retrato
escribiendo, solitario, en mi ordenador
pensando que sueñas conmigo,
que mi imagen esboza una sonrisa
entre las sabanas que te envuelven
de serena paz nocturna.
Abro la ventana
encontrándote en la habitación dormida,
reposada flor que acaricio con susurros
lirio amarillo que deshojas en tu vigilia,
lunática sombra de raíces profundas,
como la hiedra que se extiende por las paredes,
amarrándose voraz y desesperada
a las estrellas que contemplan tu lozanía.
Duermes... Sigues durmiendo.
Y es como un punto y aparte,
un renglón seguido a lo desconocido,
cúpula que encierra en su vientre,
lo que no veré nunca desde mi perspectiva de abismo.
Nunca saldrá en el noticiario
ningún libro abrirá los cerrojos que ocultan
quién sabe qué misterios,
y no importa
ni el laberinto que cabalgas al paso de tu almohada
ni mi curiosidad por descubrir lo que no emerge
quizás porque no existe más allá de la superficie,
sino es como nieve, diente de león,
o cometa sin otra estela que tu respiración.
Duermes... Hoy, para mí.
Espectador fiel del límite del horizonte
que ve como los serenos vapores del sueño
te trasladan a ese rincón de la cama que compartes
con mis versos de arrullo y la pena
por no poder disfrutar contigo de estos momentos
que deseo atrapar con mis manos
pero que se escurren resbaladizos entre mis dedos.
Así que espero la hora
que despiertes la ciudad con tu voz en sol mayor
cerrando las heridas que se abren en la más profunda soledad
del que está hambriento de pan y juicio,
a aquel que le sostienen las lágrimas con química
que desnuda, lentamente,
la locura de esta sociedad sin diagnosticar.
Ni el teléfono, ni el televisor, ni los graznidos de enanos rabiosos,
nada enturbia en este mundo tu reposo.
Yo no quiero ser menos, porque duermes
como eres, inocente vuelo de paloma,
mañana te despertare con un beso en los labios,
hasta entonces... descansa, reposa, y sobre todo
no tengas miedo de ninguna cosa.
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