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martes, 9 de diciembre de 2008

Duermes



Duermes...

Papel en blanco que reposa

en los estantes nubosos de tu sueño

lánguida rama que desprende:

sus frutos secretos en silencio, tu voluntad

en calma, navegando, indiferente,

por el mar de la tranquilidad

mientras te retrato

escribiendo, solitario, en mi ordenador

pensando que sueñas conmigo,

que mi imagen esboza una sonrisa

entre las sabanas que te envuelven

de serena paz nocturna.

Abro la ventana

encontrándote en la habitación dormida,

reposada flor que acaricio con susurros

lirio amarillo que deshojas en tu vigilia,

lunática sombra de raíces profundas,

como la hiedra que se extiende por las paredes,

amarrándose voraz y desesperada

a las estrellas que contemplan tu lozanía.

Duermes... Sigues durmiendo.

Y es como un punto y aparte,

un renglón seguido a lo desconocido,

cúpula que encierra en su vientre,

lo que no veré nunca desde mi perspectiva de abismo.

Nunca saldrá en el noticiario

ningún libro abrirá los cerrojos que ocultan

quién sabe qué misterios,

y no importa

ni el laberinto que cabalgas al paso de tu almohada

ni mi curiosidad por descubrir lo que no emerge

quizás porque no existe más allá de la superficie,

sino es como nieve, diente de león,

o cometa sin otra estela que tu respiración.

Duermes... Hoy, para mí.

Espectador fiel del límite del horizonte

que ve como los serenos vapores del sueño

te trasladan a ese rincón de la cama que compartes

con mis versos de arrullo y la pena

por no poder disfrutar contigo de estos momentos

que deseo atrapar con mis manos

pero que se escurren resbaladizos entre mis dedos.

Así que espero la hora

que despiertes la ciudad con tu voz en sol mayor

cerrando las heridas que se abren en la más profunda soledad

del que está hambriento de pan y juicio,

a aquel que le sostienen las lágrimas con química

que desnuda, lentamente,

la locura de esta sociedad sin diagnosticar.

Ni el teléfono, ni el televisor, ni los graznidos de enanos rabiosos,

nada enturbia en este mundo tu reposo.

Yo no quiero ser menos, porque duermes

como eres, inocente vuelo de paloma,

mañana te despertare con un beso en los labios,

hasta entonces... descansa, reposa, y sobre todo

no tengas miedo de ninguna cosa.  

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