RESIDENTE DE “CAN ZARIQUEY” A LA FUGA
Extracto del escrito dirigido al Servei Catala de Salut a propósito de un ingreso y fuga en CAN ZARIQUIEY
El
 motivo de este escrito es poner en conocimiento de la autoridad 
competente hechos que pueden requerir medidas correctoras. Tengo el 
convencimiento de que los comportamientos a los que me referiré en este 
escrito no son propios del Servei Català de la Salut ni de quienes lo 
representa. Hablo del trato recibido por parte del personal de la 
Comunidad Terapéutica “Can Zariquey” en Arenys de Munt, con ocasión del ingreso de mi hijo en dicho centro en febrero de 2013. El ingreso acabó con una fuga del centro al cabo de cuatro días, circunstancia que he puesto en conocimiento de los “mossos d’esquadra” a través de una denuncia.
A continuación describiré la cronología del ingreso de mi hijo y los hechos motivo de mi reclamación:
·         Primer
 día de ingreso: Después de hablar por teléfono con la psiquiatra que 
recibe a mi hijo, entiendo que seguirá la pauta de medicación instaurada
 en la unidad de Agudos desde la que le han derivado.
·         Segundo
 día de ingreso: Hago uso del horario de visita (de 4:30 a 8:00) para 
llevar ropa, neceser, tabaco, etc. Al inicio de la visita la señora a la
 que entrego la bolsa con las pertenencias, comenta que no podemos salir
 del recinto, pues es el protocolo para cualquier nuevo ingreso: los 
primeros 8 días no pueden salir. 
De
 entrada me sorprende pues en el Hospital del que procede ya tenía 
permiso de sábados, domingos y tardes en los días laborables, y entendía
 que, viniendo de una unidad de agudos a otra de subagudos, los permisos
 serían más laxos, no al contrario.
Acepto,
 a pesar de todo, esa “norma” y pido salir al jardín de delante del 
edificio para permitir fumar a mi hijo durante la visita, pues la 
alternativa es que él vaya entrando y saliendo de las dependencias de 
los residentes cada vez que necesite fumar, mientras yo me quedo en el 
vestíbulo de entrada, obligando a algún cuidador a abrir la puerta cada 
vez que quiere acceder al vestíbulo. Cabe decir que esa petición la 
acompaño de una asunción de responsabilidad por mi parte de lo que pase 
fuera del recinto.
Antes
 de salir al jardín mi hijo saca un café en la máquina del vestíbulo y 
al ir a tomárselo la señora que me ha atendido hasta el momento le 
conmina a entregármelo porque dice que esa máquina es para uso exclusivo
 de las visitas y no de los internos.
Al
 salir al jardín, mi hijo me comenta que le están dando más medicación 
de la pautada pues le han añadido dos antipsicóticos más, pasando de 2 a
 4 antipsicóticos. No quiero extenderme sobre lo que hablan las guías 
psiquiátricas respecto a la polifarmacia, solo resumir que no aporta 
mejoras sustanciales y sí más efectos secundarios, por la interacción 
medicamentosa y porque se incrementan las DDD’s (dosis diarias 
definidas).
Ante
 esta circunstancia me dirijo a la señora que me ha atendido al llegar 
(desconozco su cualificación) y hago demanda de hablar con un psiquiatra
 para saber el porqué de este cambio de pauta la primera noche en el 
centro. Me responde que no hay ningún psiquiatra y que espere hasta el 
lunes para hablar con la psiquiatra que llevará a mi hijo, o al martes 
para hablar con la que le atendió en el ingreso que es quien ha 
establecido la pauta. Insisto en hablar con un psiquiatra pues entiendo 
que si es un centro socio-sanitario donde los residentes están medicados
 es obligado tener un equipo médico de forma continuada. 
Ante
 mi insistencia me refieren a la enfermera que al requerírselo me 
informa verbalmente de la pauta (con las dosis correspondientes) pero se
 niega a dármela por escrito. En este momento me hacen entrega de las 
normas “escritas” del centro y yo pido una hoja de reclamaciones para 
manifestar mi desacuerdo con la actuación.
A
 partir de este momento interviene el señor xxxx (del que tampoco 
conozco su cualificación) y sostenemos una conversación un tanto tensa y
 con cierto tono  autoritario hacia mí.
Durante
 mi estancia en el vestíbulo con mi hijo, una de las residentes, que 
está con su visita, intenta tomar un café de la máquina y ante mi 
comentario de que solo es para las visitas, como me habían indicado, el 
Sr. xxxx con tono autoritario dice que él decide quién puede utilizar la
 máquina y quién no y en este caso es que puede utilizarla. Cabe decir 
que en las normas “escritas” no se hace referencia al uso de la máquina 
del vestíbulo.
·         Tercer día de ingreso: vuelvo a hacer uso del derecho de visita en las horas convenidas.
Durante
 mi permanencia en el centro observo la llegada de dos familiares, en 
momentos diferentes, con el objetivo de visitar a dos residentes, y la 
persona que los recibe (yyyy) después de desaparecer del vestíbulo, 
regresa al mismo indicando la imposibilidad de que reciban visita en ese
 momento. Desconozco los motivos para eso, que por otra parte pueden ser
 perfectamente justificables, pero me sorprende que en ambos casos los 
desconociera la persona que recibe a los familiares en el momento de 
atenderla en el vestíbulo y que no se pudiera avisar a los familiares de
 esta circunstancia con tiempo suficiente para no presentarse en el 
centro y poder evitar esa desplazamiento. Cabe decir que según mi hijo 
ese día en el centro permanecían solo 5 ingresados.
A
 la vista de todas estas observaciones ya había decidido pedir el alta 
voluntaria el lunes, de manera formal y cumpliendo todos los protocolos 
(básicamente la presencia de un médico).
·         Cuarto día de ingreso: es el padre de mi hijo quien le visita. Su padre abandona el centro hacia las 18:45.
Hacia
 las 19:15 de la tarde yo realizo una llamada para hablar con mi hijo y 
me indican que le van a buscar. Después de una espera de aprox. 5 
minutos me piden que llame más tarde porque debe estar en su habitación.
 Realizo dos llamadas más, una a las 19:45 y la última a las 19:55.
Es
 con ocasión de esta última llamada que me informan de que no le 
encuentran en el centro, pero no saben responderme desde que hora ha 
desaparecido ni quien ha sido la última persona que le ha visto (trabajador del centro o residente del mismo), ni si falta alguien más.
Pregunto que hay que hacer en estos casos y responden que lo van a hablar ellos y me llamarán en media hora.
A
 las 20:20 aproximadamente mi hijo aparece en casa. Al recibir la 
llamada del centro les informo de la situación de Adrián y les comento 
que se quedará en casa y yo pasaré al día siguiente a buscar sus 
pertenencias.
·         Primer
 día después de la fuga: Después de poner la denuncia correspondiente en
 mossos d’esquadra, llego al Centro hacia las 19:15 a buscar las 
pertenencias de mi hijo. Me recibe la enfermera que me atendió el 
viernes y me indica que me espere para hablar con el médico. Comenta 
también que la Dra. zzzz ha estado esperando, hasta las 19:00, mi 
llamada y que ya se había ido. Respondo que la llamada también la 
hubiera podido realizar ella y más dadas las circunstancias del domingo.
 
En
 ese momento aparece el médico, que para mi sorpresa es un señor al que 
había visto hablando con xxxx el viernes y que había presenciado nuestra
 tensa conversación. 
Le
 recuerdo el hecho de que yo pidiera un psiquiatra el viernes y nadie me
 informó de que él lo fuera. Justifica que él no era el de referencia y 
le respondo que de hecho no lo era ninguno, puesto que la Dra. Pppp solo
 le trató en el ingreso y la Dra. zzzz no le iba a tratar hasta el 
lunes, e insisto en que precisamente porque era conocedora de estas 
circunstancias pedí “un psiquiatra”, no el “psiquiatra de referencia”.
Finalmente
 me entregaron las pertenencias pero no me hicieron entrega de ningún 
documento de alta voluntaria o que describiera las circunstancias de 
abandono del centro por parte de mi hijo.
·         Quinto
 día después de la fuga: el padre de mi hijo va a recoger el informe de 
alta, con la pertinente autorización de él, como me han pedido desde el 
Centro. 
En
 el informe observo con sorpresa un diagnóstico en el Eje IV que nunca 
antes le habían hecho y que hace referencia a “problemas económicos” y 
“en el grupo primario de soporte”. 
Busco el significado de esas leyendas en ese eje y encuentro:
o   Problemas relativos al grupo primario de apoyo: por
 ejemplo, fallecimiento de un miembro de la familia, problemas de salud 
en la familia, perturbación familiar por separación, divorcio o 
abandono, cambio de hogar, nuevo matrimonio de uno de los padres, abuso 
sexual o físico, sobreprotección de los padres, abandono del niño, 
disciplina inadecuada, conflictos con los hermanos; nacimiento de un 
hermano.
o   Problemas económicos: por ejemplo, pobreza extrema, economía insuficiente, ayudas socioeconómicas insuficientes. 
Desconozco
 porque vía ha llegado la Dra. pppp a esa conclusión, pues es evidente 
que no se corresponden con la situación real de mi hijo, lo que me 
confirma una vez más la falta de rigor y profesionalidad del personal de
 “Can Zariquey”.
A
 la luz de los hechos referidos pueden concluir ustedes mismos que es lo
 que interpreto como trato insatisfactorio, al margen del hecho de la 
fuga, que no tiene consideración de queja sino de denuncia por 
negligencia, como así lo he cursado, pero resumiendo, respecto al trato:
·         Actuación
 prepotente por parte del personal del centro, sin considerar el derecho
 del paciente, y el de la familia, por delegación expresa de mi hijo, a 
conocer la medicación pautada y el porqué.
·         Salvo en el caso de la enfermera en  ningún
 momento el personal del Centro se presenta con la cualificación 
pertinente. De hecho desconozco hasta el primer día después de la fuga 
que una de las personas que estaba en el Centro cuando requería la 
presencia de un psiquiatra lo era.
·         Arbitrariedad en las “normas no escritas” (ejemplo: uso de la máquina del café del vestíbulo)
·         Atención
 poco respetuosa: El diálogo con el médico, el día que voy a recoger las
 pertenecías, es de pie y en el vestíbulo. En ningún momento hay una 
invitación a sentarse o conversar en un despacho.
·         Ninguna información sobre las actividades del Centro
·         Poco rigor en los profesionales médicos del Centro 
Por
 otra parte, ha llegado a mis oídos que las fugas son habituales en el 
centro, por eso pretendo con mi exposición de los hechos que, como 
responsables de los recursos de salud mental en el Maresme, velen por la
 protección de nuestros seres queridos que por sus circunstancias ya 
presentan una vulnerabilidad superior a otro tipo de pacientes.
Desde
 este post quiero hacer un llamamiento a las personas que han tenido 
experiencias con este Centro y que las aporten a través de comentarios. 
Marisa Campos Gutiérrez. Esquizomadre nikosiana. 
 
 
 
1 comentario:
me conmueve leer y me alivia ésta carta.. a la vez que me rebosan recuerdos de impotencia y rabia, es terrible que se convierta en carcelario lo que supuestamente vela por la salud mental y que se sienta como una agresión, como un ultraje a la libertad y a los derechos, es una vergüenza esos trabajadores de la psiquiatría sin humanismo, ni miras, y como ese propio sistema puede agravar el dolor y marginar a las personas en crisis, tratándonos como imbéciles, y recortando nuestras decisiones a su sistema militar y botiforrio farmaceutico.
Pero da esperanza, gente como vosotros, que denuncia y hace porque cambien las cosas
salud
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