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lunes, 26 de abril de 2010

Espejos en la noche.

INFANCIA: (Tiempo y memoria.)

Abro el libro de mi memoria
buscando////////////aquella ilusión
//////////perdida
entre papeles arrugados.
Tu mirada cenital
lanzaba graffitis en do mayor
mientras aquella vieja radio
/////////rompía el silencio con su luna
tan ajena
a su luz prestada////////como
a su sombra oculta.
Y te busqué, y te busqué
vestido de espuma marina
en el coral y los abismos
con mis raíces, desnudas,
como lenguas de fuego,
partiendo los escalones de roca.

Total: para nada.
No te encontré en sitio alguno.
Solamente creí
vislumbrar tu silueta escondida
al reflejarme un instante
sobre la superficie de tu recuerdo.


ADOLESCENCIA (De abismos y locuras)

Crecí alimentando sueños
ecos de una mirada poliédrica
rebotaban en las paredes
////////amarillas
de mi habitación. ////////Junto a
reflejos irisados, mis palabras bailaron
canciones y más canciones
al borde del abismo.
Ellas, ignorantes, deseaban
//////////////a la vez
ser ángeles y demonios
para así poder volar.
Todo iba bien, pero
la cuerda se iba tensando,
lentamente, desde que parió
a gritos la noche y
el amanecer arrojó su huella
vacía y temeraria sobre
mi mirada huérfana. Finalmente
morí como mueren los animales
sin saber reconocerme en el espejo.


MADUREZ (De luces y demás misterios)

Destellos...
////////////...zumbando en mi oído
dirigieron mis pasos en la oscuridad.
El vuelo de una luciérnaga
fue capaz de desterrar mis pesadillas;
al perseguir su filigrana supe,
como sabes tú: que en toda vida
palpita una luz indestructible. Sin esa luz
sería imposible entender sus sombras.

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